La PGEU cree que la movilidad de profesionales paliará el déficit en varios países
Apunta que “será más fácil distinguir al titulado del resto de miembros de la botica”
redacción
Bruselas
La patronal europea de organismos farmacéuticos, PGEU, ha dicho “sí” al Plan Bolonia, con el que se pretende armonizar a nivel europeo los estudios de diversas titulaciones, incluida Farmacia. Muchas han sido las críticas que ha recibido hasta la fecha este plan que arrancará en el próximo curso académico, especialmente las provenientes del colectivo estudiantil, pero, sin embargo, para la patronal europea la armonización de los grados superiores de Farmacia “sólo traerá consecuencias positivas tanto para el ejercicio profesional como para los propios pacientes”.
Así se desprende de un documento de consenso hecho público por este organismo tras la celebración de su asamblea general el pasado 10 de marzo en Bruselas, un acto al que acudió representando a la farmacia española el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), Pedro Capilla.
La movilidad de los profesionales es uno de los objetivos fundamentales del Plan Bolonia, una movilidad que se pretende que sea más efectiva que en la actualidad, al fijarse criterios comunes a incluir en los planes de estudio de todos los países europeos. Este objetivo, aplicado en el campo de la farmacia, supone para la PGEU que “se minimicen las trabas para el paso de los farmacéuticos de un país a otro, lo que supone una eficaz respuesta a la escasez de farmacéuticos en determinados Estados”.
De este modo, países como Irlanda, Inglaterra o Noruega, donde la escasez de profesionales es “grave” debido al “rápido aumento de farmacias en los últimos años”, según señala la PGEU, podrán paliar este déficit con la llegada de boticarios foráneos.
En la actualidad, las estrategias seguidas por estos países no ha sido otra que la de ampliar la oferta de cursos de Farmacia en Educación Superior, unas estrategias que “sólo contribuyen en parte a resolver el problema”. Además, según recuerda la PGEU, “el reconocimiento social con el que cuenta esta profesión y el cada vez mayor papel que juegan las farmacias en la óptina salud de la sociedad hace que éste sea el mejor momento para ser farmacéutico”.
Movilidad de los pacientes
Para la patronal europea, en parte debido al ritmo de vida de la sociedad europea y a los acuerdos particulares entre estados, la movilidad de los pacientes por el territorio europeo es ya una “realidad creciente” que debe ser analizada y afrontada. Así, la homogeneización de los estudios eliminará las diferencias formativas entre los profesionales, lo que para el paciente significará “tranquilidad y garantía de que el título de farmacéutico significará lo mismo en cualquier país de UE”, tal y como indica esta patronal como segunda consecuencia positiva del Plan Bolonia.
Con los contenidos formativos a los que obliga el Plan Bolonia (en el caso de la titulación de Farmacia debe realizarse instrucción básica en 14 áreas distintas, que van desde la Microbiología a la Ética Profesional) “será más fácil distinguir a los farmacéuticos con titulación respecto al resto de miembros del equipo de la farmacia con diferentes niveles de cualificación”, ya que la educación y formación de los mismos, manifiesta la PGEU, “sí seguirá siendo un asunto puramente nacional”.
Rapapolvo a Suecia
Por otro lado, las intenciones del Gobierno sueco para desregular su sistema farmacéutico, ya que en julio se votará un proyecto de ley para eliminar las limitaciones al establecimiento de nuevas farmacias y la propiedad de las mismas, también fueron debatidas en la asamblea de la PGEU. La opinión de la patronal es firme: eliminar o reducir el nivel de participación del farmacéutico en la farmacia entraña un peligro en los derechos y seguridad del paciente, más allá de los beneficios económicos en los que se pueda escudar el cambio.
A través del informe “¿Por qué las farmacias necesitan profesionales altamente cualificados?”, la patronal europea recuerda al ejecutivo sueco que “sus intenciones privatizadoras se desmarcan de los requisitos habituales vigentes en los países europeos y dejarían a Suecia fuera de la corriente sanitaria europea, de la que ya se desbancó recientemente Estonia sin obtener el resultado esperado”. Cabe señalar que el representante sueco en la PGEU, Thony Björjk, secundó punto por punto este manifiesto.
Así, el documento concluye con la siguiente afirmación: “Los farmacéuticos europeos creemos que el paciente tiene derecho a esperar que, cuando va a la farmacia, se estén aplicando en ella los más altos estándares de calidad, una aplicación que sólo puede ser supervisada por un titulado”.