Los farmacéuticos catalanes, aunque a regañadientes, han asumido que la aplicación del cobro de un euro por receta llegará a las boticas, tras aprobar el Parlamento de Cataluña esta tasa que está previsto que entre en vigor en junio. Sin embargo, el colectivo no está dispuesto a asumir una carga burocrática añadida de tener que adaptar los sistemas de facturación y los programas informáticos para hacerla efectiva y, así, lo trasladó al director del CatSalut, Francesc María Pedrosa, en una reunión celebrada el pasado 19 de marzo.
“Hemos reclamado que los procesos administrativos no supongan incrementar la carga burocráticas de las farmacias”, explicó el vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, Josep Pla, tras este encuentro. Para evitar esta situación, exigió que toda la información que el farmacéutico necesite para saber si debe cobrar o no la tasa a un usuario quede vinculada a la tarjeta sanitaria.
Y es que, pese a que las farmacias rechazan convertirse en recaudadoras de este nuevo impuesto, asumen que es una ley aprobada por el Parlamento y que deben garantizar su correcta aplicación de cara al usuario. “Lo más importante es que la norma se aplique bien por el ciudadano”, sostuvo Pla, que exigió, por tanto, “garantías jurídicas suficientes” para hacer efectiva la tasa.
Proceso complicado
Y es que, el proceso de aplicación de esta tasa pinta complicado dado que, según explicó Pla, en Cataluña se dispensan cada mes unos 12 millones de recetas y, además, conviven las recetas de papel con las electrónicas, aunque estas últimas ya representan el 75 por ciento del total. Por ello, el vicepresidente del COF barcelonés ve “muy difícil” que se cumpla el plazo establecido porque será necesario todo un proceso administrativo “complejo”.
La reunión del pasado 19 de marzo supuso un encuentro más en el que los farmacéuticos abordaron con la administración temas que afectan al colectivo. Entre ellos, Pla destacó que desde hace seis meses las boticas catalanas no tiene normalizado los pagos.