Redacción Madrid | viernes, 02 de noviembre de 2012 h |

La visión del farmacéutico como simple dispensador de medicamentos es una opinión anclada en el pasado y que conviene desterrar, sea cual sea el área terapéutica objeto de análisis. Un parecer todavía más alejado de la realidad en el caso de las patologías cardiovasculares, en las que las oficinas de farmacia, por su cercanía a la población, son pieza clave en su detección y control. Por tanto, la implicación de estos profesionales en este campo, así como la implantación de servicios y protocolos de actuación en sus establecimientos que contribuyen a este fin, ayudará a afianzar el protagonismo de la red de farmacias en esta área.

En opinión de Elisenda Bordas, directora de Apoyo al Negocio, Servicios al Cliente y Supply Chain de Sanofi, “el farmacéutico es fundamental en la gestión de la salud cardiovascular de los pacientes y para que, a su vez, estos sepan cómo gestionar su propia salud”. En la consecución de este objetivo, la industria farmacéutica puede aportar su ayuda “ofreciendo a los profesionales proyectos formativos y de soporte”, recuerda Bordas.

En un claro ejemplo de cómo llevar la teoría a la práctica, Sanofi es uno de los patrocinadores de la iniciativa ExcelFarma, puesta en marcha por EG y la Fundación de Ciencias del Medicamento y Productos Sanitarios (Fundamed), con la que se reconocerá a aquellas boticas que ofrezcan la mejor calidad y excelencia en la Atención Farmacéutica en diferentes áreas, entre ellas la cardiovascular.

Más allá de la dispensación

En el área cardiovascular, la calidad y excelencia de la atención sanitaria ofrecida desde las oficinas de farmacia no debe limitarse al consejo profesional como acompañamiento a la dispensación de los medicamentos indicados en estas patologías. Tampoco conviene limitar las actuaciones profesionales paralelas a la dispensación solo al seguimiento farmacoterapéutico de los resultados en salud del paciente, aún siendo éste un aspecto fundamental en la labor de los boticarios, sea cual sea el área terapéutica.

Y es que, como recuerda Bordas, la óptima atención asistencial al paciente afectado por patologías cardiovasculares, así como a colectivos en riesgo de padecerlas, “también pasa por una educación sanitaria previa que permita adelantarse a estos problemas y reforzarles los buenos hábitos en salud mientras se encuentren en tratamiento”. ¿Cómo asegurar ese sello de calidad en la atención al paciente con patologías cardiovasculares o con factores de riesgo? El farmacéutico tiene en la actualización de conocimientos la mejor respuesta para ello.

En lo que respecta al consejo profesional acompañado a la dispensación, “el farmacéutico debe tener en cuenta que el área cardiovascular es una en las que más lanzamientos de nuevos medicamentos se produce, por lo que es fundamental conocerlos a fondo por la importancia de su correcta toma y la posible interacción con otros fármacos”, recordó Antonio Torres, vocal de oficina de farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Coruña.

La especial incidencia de otros factores en el correcto tratamiento de las enfermedades cardiovasculares obliga a los farmacéuticos a ampliar su formación a otras áreas como la alimentación. “La necesidad de moderar el consumo de sal, o de llevar un control periódico de los niveles de colesterol y triglicéridos son algunos de los consejos dietético-terapéuticos que siempre debe recordar el farmacéutico cuando atienda a cualquier paciente con problemas cardiovasculares”, concluyó Torres.