La pesimista visión futura de los expertos contrasta con los datos positivos del último informe Cotec
| 2009-06-14T18:16:00+02:00 h |

carlos b. rodríguez

Madrid

Durante muchos años se ha señalado que el gran problema de la economía española era su falta de competitividad. El proceso ha sido lento, pero en los últimos 15 años su evolución ha sido positiva y constante y hoy se puede hablar ya, con propiedad, de un sistema de innovación español. Al albor de dichos datos, que pese a todo escasamente llegan a la mitad de lo que sería razonable para la economía española, se ha forjado un núcleo de unas 12.000 empresas que forman la punta de lanza del nuevo modelo de crecimiento económico al que se aspira. En esta situación ha llegado la crisis, que mal gestionada puede paralizar, según Cotec, ese proceso. El embrión de la innovación peligra por falta de financiación.

En la última década, el número de investigadores empresariales ha crecido en España casi al 13 por ciento anual acumulativo. El gasto empresarial en I+D ha tenido la misma evolución. El número de empresas innovadoras ha crecido al 11 por ciento, el de las que realizan investigación y desarrollo al 19 por ciento, y las patentes europeas de origen español al 12 por ciento. En esos años, el gasto en I+D de las empresas españolas casi se ha cuadruplicado.

Con todo esto, en 2007 el gasto total español en I+D superó, según el último informe Cotec, los 13.000 millones de euros. Tanto el gasto privado como el público crecieron por encima de sus promedios de la última década. El primero, con un crecimiento del 14 por ciento, supone ya cerca de los 7.500 millones. El segundo, con un incremento del 12 por ciento, se aproxima a los 6.000 millones.

Se mantiene, sin embargo, el crónico desequilibrio entre financiación pública y privada, ya que esta última sólo cubre el 46 por ciento del total, lejos aún del 66 por ciento que fija la Agenda de Lisboa. El número de personas dedicadas a tareas de I+D ha superado por primera vez en 2007 el umbral de 200.000 en equivalentes a jornada completa. De ellos, los investigadores eran ya más de 130.000.

Y a pesar de que España ha conseguido reincorporarse con éxito al Espacio Europeo de Innovación (lo demuestra el éxito del participación en el VII Programa Marco, tras el retroceso experimentado en el anterior), debe trabajar para mejorar los poco alentadores indicadores de output. Sólo las patentes lograron un comportamiento positivo. En el caso de las europeas de origen español, su crecimiento en 2007 fue del 16,5 por ciento, cuatro puntos por encima del crecimiento medio de la última década. Respecto a las internacionales, las españolas presentaron en 2007 un 7,6 por ciento más solicitudes que en 2006.

Pero estas positivas tasas de crecimiento no deben hacer olvidar la débil posición internacional de España, reflejada en el 0,4 por ciento que suponen las patentes triádicas, las que se solicitan simultáneamente en Europa, Japón y Estados Unidos.

El núcleo de la innovación

Es en este contexto de luces y sombras donde ha surgido ese grupo de 12.000 empresas que han basado su actividad en la tecnología y la innovación. Todas ellas tienen en común que hacen investigación propia y colaboran con más de un millar de grupos de I+D del sistema público.

Su supervivencia es vital, según el informe Cotec. La edición de este año muestra de manera gráfica las consecuencias de la crisis, ya que por un lado aparecen los datos estadísticos, que cubren sólo hasta el año 2007, y por otra la opinión de 150 expertos del sector recogida a finales de 2008. Por primera vez las dos visiones divergen, pues frente a lo positivo de los datos los expertos alertan sobre unas expectativas futuras “claramente negativas”.

Los problemas más graves, según la encuesta, son el reducido número de empresas que basan su competitividad en la innovación, la baja propensión del mercado financiero a apoyar proyectos innovadores y la escasa orientación de la investigación pública a las necesidades empresariales.

La solución a todo ello pasa, principalmente, por “mantener la tensión innovadora del país”, según Juan Mulet, director general de Cotec. Y es el empresario quien debe asumir la mayor responsabilidad. Para ello, nada mejor que fijarse en ese núcleo que hay que proteger. Según Mulet, “las empresas que han apostado por la tecnología son las que están soportando mejor la crisis”.