El farmacéutico debe añadir una correcta decoración a su cualificación profesional
Los clientes valoran que el farmacéutico y el local les transmitan confianza
A.D.C
Barcelona
La distribución estética y funcional de las estanterías, una buena combinación de colores y la perfecta iluminación son, sin duda, elementos que influyen en el paciente desde el momento en que entra en una oficina de farmacia. Sin embargo, y a pesar de las últimas tendencias, el profesional farmacéutico es la pieza fundamental de una correcta atención al paciente. Una afirmación que se comparte, incluso, desde la filial española del estudio de arquitectura especializado en el interiorismo y diseño de farmacias Mobil M. Así, su director general, Xavier Fisselier, aseguró que entre todos los proyectos que realiza con las oficinas de farmacia, “los más exitosos lo son por el farmacéutico”.
Por lo tanto, y aunque una estética y decoración acertadas son un punto a favor del establecimiento, el boticario ha de añadir un plus de atención para garantizar el éxito de la oficina de farmacia. El propio Fisselier reconoce que “no hay ningún farmacéutico idéntico a otro”, y así sucede también con sus preferencias a la hora de decorar su establecimiento.
“Cada uno tiene su propia tendencia, aunque no siempre es acertada”, prosigue el máximo responsable de Mobil M en nuestro país. De ahí que este estudio de arquitectura comercial tenga un objetivo: trabajar con el farmacéutico para que el local se convierta en “la expresión de sus ideas”.
Factor clave: la competencia
El titular de la oficina de farmacia debe tener en cuenta, según precisa Fisselier, “absolutamente todo”. Es decir, factores como la iluminación, el tamaño del local y lo que realmente quiere transmitir a los clientes. Asimismo, ha de considerar la situación geográfica de su local, estudiando la competencia de la farmacia, que “a menudo no son el resto de farmacias del barrio, sino más bien otro tipo de negocios que al final les coge una parte del suyo”.
Para evitar un desplazamiento de los clientes hacia este tipo de negocios, como pueden ser supermercados con sección de parafarmacia o herbolarios, el farmacéutico debe jugar su baza principal: la cualificación y el conocimiento de los síntomas que presentan los pacientes para lograr una Atención Farmacéutica eficaz.
Con ello, se ha de lograr un valor añadido que complemente a lo que puede ofrecer la decoración y la estética del establecimiento. En este sentido, Fisselier reconoce que, según el deseo del farmacéutico, en Mobil M “podemos hacer una farmacia que sea únicamente de medicamentos o, por ejemplo una que podía tener el 90 por ciento de su actividad en homeopatía y fitoterapia”.
Y para todo ello, la compañía francesa estudia los casos de manera individual y desplaza hasta el local un asesor de gestión comercial un arquitecto y un diseñador gráfico. Este equipo trabaja con el fin de darle forma a la manera de trabajar de ese farmacéutico en particular “para que pueda comunicarse de manera mucho más clara y sincera con su público”.
Además, Fisselier asegura que el elemento más valorado por los clientes es que tanto el local como el propio farmacéutico sean capaces de transmitir “confianza y seguridad”. Asimismo, resalta la importancia de la posibilidad de contemplar de un vistazo los servicios que ofrece la oficina de farmacia en particular.