El sector ve peligrar 20.000 puestos de trabajo y su peso en la balanza comercial

La industria percibe un clima desfavorable con la innovación y pide cambios

| 2009-05-24T18:27:00+02:00 h |

Ramiro Navarro

Sevilla

La industria farmacéutica vive un punto de inflexión y requiere cooperación con las administraciones para salir adelante. No es momento para estrangular el sector: economía en recesión, paro y deuda, dibujan un horizonte de riesgo para el sector y para los recursos destinados a salud e innovación, más allá incluso de la pura crisis económica. Ésa es la sensación que transmitió Arthur Higgins, consejero delegado de Bayer y presidente de la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia), en la asamblea anual que la patronal celebró recientemente en Sevilla.

Para Higgins resultaba “irónico” que sectores como la banca o el automóvil sean recompensados “por sus malos resultados”, mientras al sector farmacéutico no se le ve como un “generador de valor”. Especialmente cuando asume el 19 por ciento del total de I+D, con 640.000 trabajadores altamente cualificados, y contribuye a la balanza comercial europea con un superávit de 52.000 millones de euros.

La industria biofarmacéutica no es inmune a la crisis, ya que tal y como explicó Higgins, al menos una de cada cinco empresas de las pequeñas compañías biotecnológicas estará en riesgo de bancarrota antes de que acabe el año. Esto podría suponer el despido de 20.000 trabajadores cualificados con un daño permanente al capital investigador europeo. Por ello, para la Efpia, la recesión no debe ser “una excusa” para el recorte de presupuesto sanitario y gasto farmacéutico. “Necesitamos que Europa no piense sólo en garantías a largo plazo, con tópicos como que se ahorra mucho con un uso eficiente de los genéricos y de los fármacos existentes. Los gobiernos deben romper esa inercia que lleva a vernos como un gasto en medicamentos”, explicó.

Al mismo tiempo, reclamó una recompensa adecuada para la industria, que permita más flexibilidad para agilizar los procesos en I+D. Y puso algunos ejemplos. “Las evaluaciones de tecnologías sanitarias deberían mejorar el acceso, y no restringirlo, al desarrollo de nuevos medicamentos. Es importante ser prácticos en la prevención y dar más poder activo a los pacientes, en la gestión de la salud y la sanidad”, dijo.

Para él, las autoridades regulatorias deben fomentar un equilibrio adecuado riesgo-beneficio y aportar claridad y transparencia el proceso de aprobación de fármacos. Asimismo, los procesos de control de precios y reembolso deben ser pertinentes y transparentes.

Otro obstáculo para la Efpia proviene de la diferencia entre las políticas que favorecen la salida de genéricos frente a las de apoyo a la innovación. Higgins consideró que ese apoyo “se basa en la agilidad en la aprobación de los genéricos; con un acceso rápido al mercado que no se da en la innovación”. Tanto, que calificó de “injusto” el desarrollo de políticas de prescripción por principio activo. “Hacemos innovación, formación y luego no se puede recetar con marca”, dijo, y recordó que la ayuda “más importante es la de los incentivos fiscales”.

La Efpia precisó que existen cinco cuestiones en las que es necesario profundizar para lograr un sector sanitario sostenible: una mayor eficiencia en cómo financiar y gestionar la asistencia sanitaria; una mejor regulación de la política medioambiental, y un mercado más favorable con la innovación. Además, apostó por un nuevo enfoque en la prevención y control de enfermedades, así como facilitar a los pacientes las mejores condiciones para asumir la responsabilidad de su propia salud y bienestar.

El caso español

Así, como ejemplo de la sintonía necesaria, el presidente de la patronal europea citó el Plan Sectorial de la Industria Farmacéutica presentado por Farmaindustria al Gobierno de España, que incluye el compromiso de invertir 180 millones de euros en sistemas cooperativos de investigación. “Es el camino a seguir porque no es tiempo de estrangular a la industria. Un sector de salud fuerte es un gran apoyo a la recuperación”. Además, como prueba de esas inercias negativas se mostró “decepcionado” con algunas de las consideraciones atribuidas del ‘paquete farmacéutico’. “Algunos piensan que la información sobre medicamentos es un interés nuestro por hacer publicidad de medicamentos”, matizó.

En ese sentido, Jorge Gallardo, presidente de Almirall, afirmó que fruto de ese acuerdo, “lo que podemos hacer depende de los recursos de todos y del respeto a la propiedad intelectual”. “Cuando todos ponemos de nuestra parte, si lo vemos claro, nos lanzamos con inversiones de riesgo y lo podemos hacer muy bien”, dijo.