El potencial de la receta electrónica como herramienta tecnológica que puede beneficiar al trabajo diario de los profesionales sanitarios y acabar con duplicidades de pruebas y tratamiento no está en duda. Sin embargo, el estudio “Atención Farmacéutica y receta electrónica: nuevos cambios profesionales”, realizado por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac), en colaboración con Laboratorios Esteve, pone de manifiesto que el actual diseño de esta herramienta desaprovecha la capacidad de los boticarios.
En este sentido, el trabajo incide en que la receta electrónica no permite que los farmacéuticos puedan acceder a la historia clínica del paciente ni al historial farmacoterapéutico completo. “Tampoco facilita una comunicación rápida y fluida entre médico y farmacéutico”, señalan desde Sefac, al tiempo que destacan las distintas velocidades en su implantación y las tecnologías diferentes, que no garantizan la interoperabilidad.
Así, una de las principales conclusiones de este estudio es que la receta electrónica funciona más como herramienta para la gestión administrativa y el control del gasto en medicamentos, que como instrumento para mejorar el seguimiento farmacoterapéutico y la detección de los problemas relacionados con la medicación. Pese a todo, las boticas detectaron un 4 por ciento de potenciales resultados negativos asociados a la medicación, según el estudio.