Un estudio señala que debería ser “muy útil para prevenir futuras complicaciones”

La dislipemia y la hipertensión son las principales comorbilidades asociadas

| 2011-07-22T16:12:00+02:00 h |

E. S. C.

Madrid

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definía en 2002 la salud sexual como un “estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad”, y que “para que la salud sexual se logre y se mantenga los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud”.

A pesar de ello, la calidad de vida de los hombres con disfunción eréctil (DE) deja aún mucho que desear y presenta un amplio margen de mejora. Así lo entiende un estudio sobre epidemiología y comorbilidades de los varones con DE realizado por la Consulta de Andrología del Complejo Hospitalario de Navarra, que destaca que existe una alta prevalencia de enfermedades en esta población que debería estimular a los médicos a su detección temprana en la consulta de Atención Primaria.

“Es preciso realizar progresos en el diagnóstico y tratamientos precoces de la DE, siendo necesario para ello acortar el tiempo que tardan en consultar con el especialista”, indica este trabajo. Es más, según el mismo, la DE debería ser utilizada como un signo de salud “y no limitarla únicamente al ámbito sexual”, ya que, según precisa, “probablemente esto sería muy útil para prevenir futuras complicaciones”.

El estudio, llevado a cabo con 610 pacientes de entre 45 y 75 años atendidos en dicho centro entre 2009 y 2011 y que padecían este problema una media de 26,5 meses, registró información clínica, analítica y sociodemográfica. Para el análisis de los resultados se utilizó el software estadístico y se realizaron estadísticos descriptivos y de asociación.

Así, entre las comorbilidades más frecuentes destacan dislipemia (44,2 por ciento), hipertensión arterial (casi el 41 por ciento) y obesidad (30,7). Otros datos relevantes son que casi ocho de cada diez pacientes tomaba algún fármaco, sobre todo hipotensores y para la hiperplasia benigna de próstata. Además, la prevalencia del síndrome de déficit de testosterona fue elevada (del 34,3 por ciento) lo que para el investigador principal del estudio, el urólogo Luis Labairu, “hace que el estudio rutinario de la testosterona sea imperativo en esta consulta”.