Desde 2007 no se registran adelantos en el acceso a medicamentos esenciales
En muchos países en desarrollo ni siquiera los genéricos tienen un costo asequible
carlos b. rodríguez
Madrid
Sigue la cuenta atrás. Sólo faltan cinco años, pero muchos países no avanzan hacia los Objetivos del Milenio que en 2000 acordaron los 192 países miembros de la ONU. La crisis no ha hecho sino empeorar la situación, de manera que en algunos casos las deficiencias son enormes. En el acceso a medicamentos esenciales es poco lo que se ha adelantado, según el tercer informe sobre el desfase en el logro de los Objetivos del Milenio que se presentó la semana pasada en la cumbre de la ONU: la disponibilidad es todavía poca y los precios, prohibitivos.
Y ello a pesar de que mejorar el acceso a medicamentos esenciales a precios asequibles es de una importancia crítica para el logro de al menos tres de los ocho Objetivos del Milenio. Sin embargo, desde que en 2007 el Grupo de Tareas sobre el desfase en el logro de estos objetivos comenzó a seguir la pista a la situación, no se han registrado adelantos reales.
El punto de partida marca la diferencia. Aun cuando el total de gasto en medicamentos a nivel mundial no ha disminuido, se ha reducido en países con ingresos medios o bajos. En promedio, sólo un 42 por ciento de los establecimientos dedicados al cuidado de la salud del sector público de estos países (frente a un 64 por ciento en el sector privado) cuenta con existencias de medicamentos esenciales. La mejora conseguida al respecto entre 2001 y 2008 ha sido mínima, según los expertos.
A ello se suma la escalada de precios que afecta a los medicamentos esenciales en países en vías de desarrollo, que disponen de ellos a precios muy superiores a los internacionales de referencia. La media de precios de los medicamentos es 2,7 veces superior a la de los precios internacionales de referencia en el sector público, y 6,3 veces superior a los precios en el sector privado.
Debido a la baja disponibilidad en el sector público, los gastos realizados por particulares son la fuente principal de pagos de productos farmacéuticos en países de ingreso bajo y mediano. En consecuencia, muchos medicamentos, incluso los genéricos de bajo precio, destinados a tratar enfermedades crónicas y agudas, siguen fuera del alcance de muchas personas.
Un día para un genérico
Los datos son alarmantes. Incluso cuando se trata de una versión genérica, el tratamiento cuesta más de un día del salario de un empleado gubernamental de menor sueldo en casi todos los países. En la mitad cuestan el doble.
La diferencia se dispara si hablamos de medicamentos de marca. En la mayoría de los países estudiados comprar un fármaco original costaría diez días de trabajo. Ejemplos más concretos elevan el precio a cifras astronómicas: en Armenia y en Kenya, para comprar ese fármaco se necesitaría más de un mes de sueldo.
No es la única diferencia que llama la atención. Se ha comprobado que, tanto en el sector público como en el privado, en estos países hay cuatro veces menos medicamentos disponibles para el tratamiento de enfermedades crónicas que para patologías agudas. La situación no hace sino acarrear nuevas consecuencias económicas negativas, en forma de cargas para las familias y costes elevados para los sistemas sanitarios.
Los expertos no dan el objetivo por perdido. Las soluciones son varias. Para empezar, este mismo año se dará a conocer un nuevo mecanismo de financiación innovador para ampliar el acceso a terapias combinadas para combatir el paludismo. Los expertos, además, alientan a los gobiernos de los países en desarrollo a que acrecienten la disponibilidad de fármacos en el sector público y se beneficien del acuerdo sobre derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio para facilitar la importación de medicamentos; producir versiones genéricas de fármacos patentados, promover la inversión extranjera y exportar genéricos a precios muy bajos para países que carecen de capacidad de manufactura.