MARTA RIESGO Madrid | jueves, 27 de marzo de 2014 h |

La farmacia no puede ser ajena a las nuevas demandas sociales y, ante los nuevos retos que se plantean en el Sistema Nacional de Salud, el boticario debe potenciar su papel asistencial. Esa fue una de las principales conclusiones extraídas en la mesa de debate ‘Servicios farmacéuticos a la población: Atención a las nuevas demandas sociales’, celebrada ayer en Infarma. Para el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona y moderador del debate, Jordi de Dalmases, la farmacia ha demostrado inquietud ante los nuevos retos que se presentan en el Sistema Nacional de Salud (SNS), como es la atención a la cronicidad. En este sentido, De Dalmases aseguró que esta inquietud ya se ha visto transformada en soluciones con la puesta en marcha de los nuevos servicios profesionales.

Por su parte, Alberto García Romero, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, explicó en su exposición que “la farmacia debe adaptarse a la transformación que en los últimos años está viviendo el SNS”. Esta adaptación, apuntó, debe pasar por “diseñar unos servicios farmacéuticos eficientes para el sistema y eficaces para la sociedad, centrándose, sobre todo, en la atención y cuidado de la salud de los ciudadanos”. A este respecto, insistió en que “el futuro de la farmacia depende de nuestra capacidad para modernizar una red profesional que sepa responder a las demandas de la sociedad”.

De este modo, el presidente de los farmacéuticos madrileños, apuntó al envejecimiento de la población, el descenso de la natalidad y al aumento de la esperanza de vida como unos de los retos más importantes a los que se enfrenta el SNS. “La farmacia tiene mucho por hacer”, dijo. Otro factor a tener en cuenta, a su manera de ver, es el aumento de la cronicidad pues, a día de hoy, una de cada seis personas padece alguna dolencia crónica. A este respecto, insistió en que siguen “instalados en un modelo asistencial de pacientes agudos instaurado hace décadas”, y consideró que “el nuevo modelo de atención a pacientes crónicos y polimedicados debe garantizar una revisión sistemática de la medicación con el fin de detectar problemas detectados con los medicamentos y mejorar la adherencia”. En definitiva, confesó, “nuestro objetivo es que el paciente se comprometa con su salud”.

Por último, resaltó los esfuerzos realizados por los colegios por instaurar carteras de servicios junto a las comunidades que respondan a necesidades reales. Aquí puso como ejemplo el trabajo realizado con la Comunidad de Madrid, con la que, explicó, ya se han acordado la implantación de diez servicios profesionales entre los que destaca el control del asma o los Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD).

El ejemplo australiano

Por su parte, Paul Sinclair, vicepresidente del Área de Farmacia de Australia, Pharmacy Guild, explicó los avances realizados en su país en materia de implantación de servicios profesionales en la oficina de farmacia. En este sentido, resaltó como en los últimos 20 años los farmacéuticos habían pasado de no tener servicios implantados, a contar con una amplia cartera de servicios que, además, son remunerados por el Gobierno australiano.

Para él, tal y como manifestó durante su intervención, el éxito de este sistema reside “en la confianza que los ciudadanos depositan en nosotros”. En este sentido, animó a la farmacia española a seguir este modelo y a unirse para lograr obtener una remuneración por los servicios por parte de las administraciones.

No obstante, Sinclair, confesó que, actualmente, la implantación de estos servicios no aporta una gran rentabilidad a las farmacias australianas pero que, en pocos años, “esperamos que suponga el 25 por ciento del beneficio total de la botica”. Asimismo, animó a poner valor a los servicios porque, “si el paciente cree que cuesta cero, su valor será cero”. Solo así, apuntó, “lograremos cambiar la percepción de los pacientes”.

Por último, este representante de la farmacia australiana consideró que los gobiernos no pueden seguir buscando el ahorro en la farmacia. “Hay quien piensa que debemos trabajar gratis, que es nuestro deber, pero si hacemos eso no podremos mantener la farmacia”, señaló, y añadió que deben “recordar que somos un pilar fundamental para la sostenibilidad del sistema sanitario”.

El envejecimiento de la población y el aumento de la cronicidad son las nuevas demandas sociales a las que debe responder la farmacia. Así se ha puesto de manifiesto en el debate bajo el título “Servicios sociosanitarios: respuesta de la oficina de farmacia a la demanda social”, celebrado ayer en Infarma. Su moderador, Julio Sánchez Fierro, vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad, explicó el papel fundamental que debe jugar la oficina de farmacia ante la cronicidad y el envejecimiento de la población. En este sentido, Sánchez Fierro destacó los servicios como la telemonitorización o la teleasistencia, ya que pueden ser claves en un país que, actualmente, dijo, “cuenta con dos millones y medio de personas mayores de 80 años”.

José Antonio López, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, indicó que la farmacia “debe seguir generando confianza en las personas mayores” para poder abordar mejor sus problemas, sobre todo, los referidos a la medicación. La cercanía de la botica, apuntó, la convierte en un agente estratégico para afrontar los problemas del paciente. Por su parte, Carmen Balfagón, directora general de Coordinación de la Dependencia de la Comunidad de Madrid, instó a que todos unan esfuerzos en pro de los pacientes dependientes, y dijo que el farmacéutico “debe integrarse en una ambiciosa Ley de dependencia con el resto de profesionales que responda a las necesidades del paciente”.

De otro modo, José María San Segundo, director general del Grupo de Análisis e Investigación, aseguró que el reto para la botica y para el resto de profesionales es la prevención y la atención sanitaria a domicilio. Aquí, dijo, “la botica puede jugar un papel fundamental como farmacia asistencial”. Por otro lado, Primitivo Ramos Cordero, médico experto en Nutrición de mayores, alertó de los problemas que produce la desnutrición en personas mayores y, aquí, “la oficina de farmacia puede ejercer como primer filtro, por su cercanía, para detectar la malnutrición”. Esto, señaló, “supondría un ahorro importante para el SNS. Por último, Juan Iranzo, presidente del Colegio de Economistas de Madrid, llamó la atención sobre la necesidad de optimizar recursos en una sociedad cada vez más dependiente.