| viernes, 03 de octubre de 2014 h |

Jean-Claude Juncker ha querido proponer una solución salomónica y contentar a todos, ante su anuncio de trasladar la European Medicines Agency (EMA) a la DG de la que salió hace años, la cartera de Industria en la Comisión Europea. Plantea Juncker el traslado que tantas críticas ha provocado, fuera del ámbito de la propia industria, e incorporar un mecanismo muy propio de todo lo que tiene que ver con la UE: la co-decisión entre las dos DG, Salud e Industria. La European Public Health Alliance (EPHA) que asesora a la DG de Salud, no cree siquiera que el traspaso de la EMA beneficie a la innovación, y esgrime la ausencia, en la misión de la comisaria de Industria Elzbieta Bienkowska, de ninguna mención a la innovación farmacéutica, la seguridad de los pacientes o la salud pública.

Es cierto que el presidente Juncker quiere crear empleo en el sector farma y acelerar la directiva de productos sanitarios, pero poco más. Si consideramos el entorno actual, especialmente el debate sobre los precios de los medicamentos, no es el momento idóneo para pensar que vienen tiempos de expansión y creación de empleo en el sector farma.

El problema, con todo, sigue siendo casar la innovación y la competitividad con la salud pública. Dos conceptos que se sitúan en polos opuestos pero que deberían ser un todo. Para ilustrar el problema, basta comentar que a la EPHA le preocupa la seguridad del paciente, aspecto que algunas administraciones relativizan: los expertos alertan de que puede haber un problema para una correcta farmacovigilancia si los biológicos tienen una DCI (INN), el nombre comercial y el número de lote para cada uno. En este punto, el ahorro de hacer los biológicos intercambiables parece pesar más que la seguridad, reduciendo el problema a una cuestión de ahorro y de presupuestos.

Desde la relevante plataforma europea Eurocordis de enfermedades raras, se postula que el cambio de la EMA a Industria, aunque se corra el riesgo de perder la dimensión de la salud pública, tiene otros beneficios. Por ejemplo, impulsar un verdadero mercado único de la UE para los medicamentos, incrementando la colaboración entre los Estados miembro más allá de la autorización y la mejora del acceso rápido y equitativo. Se trataría de profundizar en la evaluación económica de precios y reembolsos, algo que ya se está comenzando a visualizar en las iniciativas espontáneas a propósito de Sovaldi, la innovación en el tratamiento de la hepatitis C.

Entra en la página de Santiago de Quiroga en ElGlobal.net

También puedes seguir a Santiago de Quiroga en twitter: @SantideQuiroga

El posible traspaso de la EMA desde la DG de Salud a la de Industria en la CE no sólo se debate en Bruselas. En el Congreso de los diputados se sitúan expectantes (PP, PNV y CiU) y se oponen (PSOE, UPyD).

¿Es el techo de ventas de 125 millones de euros para Sovaldi suficiente? ¿Cómo afectará a los productos ya en el mercado Olysio (simeprevir DCI) y Victrelis (boceprevir DCI)? ¿Y a los nuevos tratamientos contra la hepatitis C?

La EMA avanza en incorporar la voz de los pacientes, tal y como prometió: El Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) invitará a los pacientes a sus reuniones para que opinen en un programa piloto.

Los presupuestos sanitarios suben un 1,2 por ciento en 2015 pero se dejan un 9 por ciento en la legislatura que acaba el año que viene.