Los pacientes que recurren a estos medicamentos, con conocimiento de causa o sin él, se escudan en el anonimato que ofrece la Red

Los principales casos de fármacos falsos llegan, según afirmó la directora de Asuntos Corporativos de Lilly, Teresa Millán, de la India y China

| 2010-12-17T16:39:00+01:00 h |

Arturo Díaz del Campo

Madrid

El avance de la falsificación de medicamentos a nivel mundial se ha encontrado en los últimos años con un aliado que magnifica su crecimiento: Internet. El medio más global permite la proliferación de millones de páginas webs que se dedican al comercio de medicamentos falsos o ilegales. Además, el desarrollo de las nuevas tecnologías dificulta tanto a autoridades como a profesionales de la salud la identificación de las falsificaciones.

Estos dos aspectos fueron algunos de los puntos tratados en la jornada multidisciplinar “Medicamentos falsos. ¿Cómo afecta la globalización a la seguridad de los medicamentos?”, organizada por Fundamed en colaboración con las compañías Lilly y Merck. Así, durante la primera mesa redonda de la jornada, el vicepresidente de Cofares, Juan Ignacio Güenechea, incidió en la doble repercusión que tiene esta práctica. En este sentido, señaló los inconvenientes éticos que existen en países pobres, con una alta tasa de medicamentos falsos favorecida por el desconocimiento de la población, así como los perjuicios económicos que repercuten en las compañías propietarias de las marcas.

Güenechea también mencionó que los mayores perjudicados de la falsificación de medicamentos son “los pacientes, con daños sanitarios y económicos y con una posible pérdida de confianza”, en relación al recelo que puede surgir al consumidor frente a los propios medicamentos y los profesionales sanitarios.

Por su parte, el presidente del COF de Madrid, Alberto García Romero, puso de manifiesto otros dos inconvenientes de esta práctica delictiva, y señaló las repercusiones en el sistema sanitario y en la salud pública. Además, como representante de la oficina de farmacia en la jornada, apuntó que “una de las labores del farmacéutico es concienciar a la población” sobre el problema. Por ello, hizo referencia a la campaña que el Ministerio de Sanidad y las oficinas de farmacia pusieron en marcha en 2009 para informar a la población sobre los medicamentos falsificados y su presencia creciente en Internet.

Asimismo, destacó que los grupos dedicados a la producción de estos medicamentos, que pueden contener una cantidad mayor o menor de principio activo que el original, otro principio activo, sustancias tóxicas, o un envase diferente, desempeñan su actividad “en unas condiciones de fabricación, conservación y distribución muy diferentes” a las que tienen los laboratorios que fabrican los medicamentos autorizados.

Por su parte, el presidente de la Alianza General de Pacientes (AGP), Emilio Marmaneu, aprovechó su participación para demandar “medidas eficaces para contrarrestar un fenómeno que pone en riesgo la salud y la vida de miles de personas”. Igualmente, hizo referencia a las causas por las que algunos pacientes acuden a Internet en búsqueda de soluciones terapéuticas, señalando “la desesperación” por la patología de algún familiar o del propio interesado.

Para solucionarlo, Marmaneu solicitó “campañas de comunicación y prevención con dureza”, ya que el principal problema observado por el presidente de la AGP es la “falta de concienciación social y política” sobre el asunto.

La labor de la industria

Por otro lado, la primera mesa redonda del día también contó con el punto de vista de la industria farmacéutica. La directora de Asuntos Corporativos de Lilly, Teresa Millán, presentó las armas con las que la filial española de la multinacional estadounidense lucha contra la falsificación de medicamentos y destacó que la mayor parte de los casos detectados “provienen de la India y China”. Sobre la identidad y el perfil del consumidor y demandante de medicamentos falsificados, Millán aseguró que es un tema difícil de contrastar, ya que “Internet permite el anonimato”. Asimismo, afirmó que la falsificación de medicamentos tiene dos características esenciales, como son la transnacionalización y la organización de los grupos delictivos dedicados a esta actividad.

En cuanto al caso en particular de Lilly, la directora de Asuntos Corporativos de la compañía aseguró que “Cialis es uno de nuestros medicamentos más falsificados”. La lucha de la filial española de la compañía norteamericana se desempeña desde distintas perspectivas. La primera, llega con una homologación para poder exportar, basada en las normas correctas de fabricación (NCF). Estas directrices se complementan con las 72 personas que trabajan en Lilly España en control de calidad en nuestro país.

Pero, además, Millán confirmó que “Lilly ha creado una oficina de lucha contra el fraude”, a lo que hay que sumar el laboratorio único de análisis de los medicamentos falsificados detectados por Lilly o por otros agentes de la cadena tradicional del medicamento, incluidos los pacientes.

Nuevos actores en el canal clásico de distribución

El canal tradicional de distribución farmacéutica en nuestro país cuenta desde hace unos años con unos invitados que facilitan la entrada de medicamentos falsificados en España. El presidente de la AGP, Emilio Marmaneu, hizo referencia a este hecho y aseguró que “hace dos años, la tarta del medicamento era muy grande y daba para todos”. Sin embargo, con la aparición de estos nuevos agentes, existe una serie de intereses en las distintas partes que, finalmente, acaba con la introducción de los fármacos falsos.

La cadena tradicional de venta española, compuesta por el fabricante, el distribuidor full liner, los centros de dispensación como los hospitales y las oficinas de farmacia, y finalmente la llegada al paciente, se ve, en ocasiones, alterada. En este sentido, el vicepresidente de Cofares, Juan Ignacio Güenechea, mencionó los agentes que se inmiscuyen en la línea tradicional de venta. Y es que, en la actualidad, aparece a caballo entre los mercados nacional y exterior la figura de los exportadores/importadores, que adquieren lotes del fabricante o de las distribuidoras de un país para hacerlos llegar a la cadena de venta de otro. Lo hacen a través de prácticas legales, excepto en el momento en que adquieren medicamentos de los centros de dispensación. Asimismo, los traders & brokers realizan una función similar, y pueden colocar los medicamentos con los que negocian directamente al distribuidor o al punto de dispensación. Otro de los nuevos protagonistas del canal de venta de fármacos es Internet, que permite a los pacientes adquirir medicamentos en la Red. El 50 por ciento de las compras representa fármacos ilegales o falsificados.

Por otro lado, dentro del mercado nacional, los operadores logísticos y los distribuidores short liner también pueden incurrir en operaciones con medicamentos falsos. Todos estos agentes son capaces de introducir, voluntaria o involuntariamente, falsificaciones de fármacos en la cadena del medicamento, una línea unidireccional que anteriormente era segura.