J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 04 de abril de 2014 h |

Existen diferentes medidas que actúan como un arma de doble filo, y entre ellas están aquellas destinadas a la sostenibilidad del sistema sanitario. Por un lado, bajo la bandera de democratizar el acceso a los tratamientos innovadores, los biosimilares se erigen como una solución a medio plazo, pero, a su vez, las bajadas de precios a las que se enfrentan provocan que las compañías anden con pies de plomo ante su desarrollo por el alto coste que requieren. Bajo este panorama, la Asociación Europea de Genéricos (EGA) celebró la semana pasada la Conferencia Internacional de Medicamentos Biosimilares, un evento en el que se evaluó la situación actual de los mismos y su futuro a medio plazo.

En este sentido, un estudio de IMS sobre la evolución del mercado fue la piedra angular de las principales conclusiones que se trasladaron en el congreso. En él, se detalla que Estados Unidos será la clave para el devenir de los biosimilares, mientras que, a su vez, se pone de manifiesto que las compañías de países emergentes están colocándose en un lugar privilegiado frente a empresas europeas. “Cuando el primer biosimilar se introdujo en Europa, pocos pudieron haber imaginado que el primer anticuerpo monoclonal biosimilar llegaría al mercado europeo por una compañía de Corea del Sur”, explica el estudio.

En 2012 el mercado biológico era de 171.000 millones de dólares (124.230 millones de euros), de los que el 1,4 por ciento correspondía a los biosimilares. La perspectiva de crecimiento para 2020, según IMS, es que los biosimilares representen, en el mejor de los casos, un 10 por ciento de un mercado que será de 275.000 millones de dólares (200.000 millones de euros). El horizonte, según el informe, depende de distintas variables, aunque en los próximos cuatro años vencerán las patentes de blockbusters como Humira o Remicade.

En Europa, la penetración de los medicamentos biosimilares se enfrenta a las legislaciones locales y al grado de aceptación médica, que según el informe, es muy dispar dependiendo del medicamento. Desde 2007 hasta marzo de 2013 el comportamiento del mercado ha sido distinto en los cinco países principales del Viejo Continente. Mientras que en Alemania los nuevos lanzamientos tienen un auge en el mercado desde el primer momento, en España o Italia el crecimiento exponencial se produce tras varios meses en el mismo. Una de las razones principales que aporta el estudio de IMS es la situación económica de estos dos países para la apertura de puertas que se produjo, sobre todo, a comienzos de 2013.

Por otro lado, IMS destaca que existen diferencias entre los productos y radican en las dudas de los prescriptores a la hora de cambiar el tratamiento. “El filgrastim ha alcanzado una absorción a través de los mercados europeos similares a la de un genérico debido a que es una molécula biológica relativamente simple”, explica el estudio. Sin embargo, en la otra cara de la moneda se sitúa, según IMS, la somatropina. “La diferencia es que se utiliza para tratar una condición crónica, a menudo con pacientes pediátricos”, aseguran.