| domingo, 13 de septiembre de 2009 h |

J. NIETO

Madrid

La farmacia española, además de preocuparse de los problemas internos del día a día, tiene la vista puesta en el exterior. Una buena prueba de ello es la intervención de la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Carmen Peña, en el reciente Congreso de la Federación Internacional Farmacéutica (FIB), de la que es vicepresidenta, celebrado en Estambul. Un congreso que sirvió para poner de manifiesto la necesidad de que la profesión farmacéutica siga una estrategia común

Pregunta. ¿Cuál ha sido la principal conclusión obtenida por la FIB tras este congreso?

Respuesta. La principal conclusión es que cada día debemos ser más conscientes de la importancia de trabajar codo con codo con las organizaciones internacionales. FIB es una organización que lucha por el desarrollo profesional del farmacéutico y su labor asistencial al paciente, y por eso es vanguardista a la hora de profundizar en las nuevas tendencias del papel que debe desempeñar el farmacéutico dentro de los diferentes sistemas sanitarios.

P. Mirar a España pero sin perder de vista lo que pasa fuera, ¿no?

R. Efectivamente. Cada vez soy más consciente de la importancia de trabajar en España por y para nuestras necesidades pero siempre con la vista puesta a nivel internacional porque ahí se marcan las claves de desarrollo. Hoy por hoy es imposible y no tiene sentido una farmacia que mire sólo por y para dentro. Hay que trabajar dentro, pero también conocer los grandes proyectos que vienen.

P. ¿Es posible la adopción de una estrategia común?

R. Sí, porque hay un elemento común: el paciente es el eje fundamental para el que trabajan todos los profesionales de la salud. Lo que se traslada es esa filosofía y luego cada país lo debe adaptar a sus sistemas de salud. Y la profesión debe dar respuesta a esta realidad, con nuestros conocimientos y con nuevas herramientas.

P. Formación continuada, información y comunicación, ¿no?

R. Exactamente. Son nuestras herramientas, tecnológicas y de conocimiento, que van a hacer girar hacia el nuevo paradigma, que no es otro que el que el medicamento es una herramienta más para ayudar al paciente y el farmacéutico es la correa de transmisión que se lo hace llegar.

P. Hablamos de Atención Farmacéutica.

R. Sí. Nos falta el paso de la universalización pero ya está generada la conciencia interna a nivel profesional de que es un reto que hay que asumir. El siguiente paso para el desarrollo de esa Atención Farmacéutica es la colaboración con otros profesionales sanitarios, una tendencia que la FIB ha expuesto y que va por delante de lo que ahora ocurre.

P. ¿Cómo debería ser esa colaboración entre profesionales?

R. Deberíamos establecer una colaboración total porque si no la atención al paciente nunca será absoluta. No se pueden generar compartimentos estancos, y la FIB ha percibido que todavía faltan por dar muchos pasos, y para ello tenemos que trabajar en equipo.

P. Ahí entra la necesidad de que el farmacéutico asuma más responsabilidades. ¿Hay espacio?

R. Sí. Tendremos que buscar consensos para determinar los espacios de responsabilidad única e inequívoca de cada profesional sanitario y qué parte de ese trabajo se puede compartir. Pero eso ocurre ya. Hay que buscar lo mejor para el paciente y olvidar los recelos de cada colectivo.

P. ¿Se necesitará mayor implicación de las administraciones?

R. Necesitaremos muchísimo de las administraciones sanitarias para que nos ayuden a buscar encuentros, a evitar recelos y a perder miedos. El paciente no se puede convertir en una batalla entre profesionales sanitarios.

P. ¿Se consensuó un documento para desarrollar esa integración del farmacéutico dentro de los sistemas sanitarios?

R. Ese documento está en fase de borrador y, quizá, para el Congreso de Lisboa del año que viene pueda estar listo.