Javier Guerrero

Presidente de Sefar

| 2010-10-08T16:05:00+02:00 h |

alberto cornejo

Sevilla

Si para un colectivo será especial el XVII Congreso Nacional Farmacéutico que se celebrará del 20 al 22 de octubre en Bilbao, ese será el de farmacéuticos rurales. Por primera vez en la historia de este evento tendrán voz propia en el mismo, a través de la ponencia que en la jornada del jueves 21 efectuará Javier Guerrero, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar). Este boticario del pueblo sevillano de El Madroño analiza en esta entrevista “el gesto valiente y sin precedentes anteriores”, que para él supone la invitación efectuada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.

Pregunta. ¿Qué supone para los rurales tener protagonismo directo en el programa del evento?

Respuesta. Para mí, como rostro y voz de mis compañeros, es un honor y una responsabilidad. Pero al mismo tiempo, este acontecimiento debe ser motivo de orgullo y satisfacción para todos los compañeros que llevan años luchando por mejorar nuestras condiciones personales y profesionales. Nuestra presencia, por primera vez en la historia, en el congreso nacional es el culmen de un objetivo que pasaba por dar visibilidad a nuestra situación límite. Ahora, esta presencia mediática debe empezar a traducirse en soluciones. De lo contrario, se quedaría en simples fuegos de artificio, y no estamos aquí para eso.

P. El lema del Congreso es “La farmacia al servicio del paciente”. De ello sois claros exponentes la farmacia rural, ¿no?

R. Efectivamente, otro motivo más para participar en la cita. La farmacia rural, bien porque sus ingresos dependen en exclusiva del Seguro Obligatorio de Enfermedades (SOE), bien por la cercanía extrema con nuestros pacientes, a la par que vecinos, o quizá por disponer de más tiempo para dedicarles, sí creo que, hoy por hoy, puede ser considerada el fiel exponente de ese lema.

P. Puestos a pedir, ¿le gustaría volver de Bilbao con algún compromiso concreto para la farmacia rural?

R. Soy realista, y por ello no espero que de este congreso salgan propuestas concretas. No es el lugar de donde se puede salir con un proyecto bajo el brazo, pero sí es un gran escaparate. Permitirnos dar una ponencia ya constituye la aceptación pública de una realidad incómoda hasta la fecha. Supone admitir que existe un problema, y ese es el primer paso para solucionarlo.

P. ¿Cuánta culpa de vuestra presencia en el Congreso Nacional otorga a la existencia de Sefar?

R. ¿Cuánta? Toda. En mi opinión, si la Sefar no se hubiera constituido la farmacia rural no estaría en este evento. A pesar del magnífico trabajo que realizaban anteriormente las asociaciones o vocalías regionales que existían, la creación de Sefar nos ha dotado de personalidad y visibilidad de conjunto. Es un referente nacional. Ahora ya se sabe que existe un interlocutor con quien hablar de farmacia rural a nivel nacional.

P. La máxima de “todos a una” de la que hacéis gala en Sefar también la han llevado a esta ponencia, al haberse invitado a todos vuestros socios a participar en su elaboración, ¿no es así?

R. Sí. Se trata de un acontecimiento histórico y, desde un primer momento, mi principal afán era compartir con todos este momento y propiciar que todos los que no pudiesen acudir a Bilbao tuviesen la oportunidad de participar con su opinión a través de la Red. Internet ha sido y es el motor de empuje de Sefar desde su creación, y es una herramienta fundamental para nuestro contacto, dada la distancia que nos separa a todos y la dificultad de desplazarnos que acarrea nuestra forma de ejercicio. Espero que detalles así hagan sentir a cada uno de nuestros socios que la Sefar es de ellos.

P. Hace apenas un año que se creó Sefar y ya tienen espacio en la sede del Consejo General, protagonismo en el congreso nacional y el debate de crear una vocalía ya está abierto. Buen ritmo.

R. De un año hacia acá la actitud del Consejo General con el colectivo rural ha dado un giro de 180 grados. Ahora la sintonía y fluidez entre ambas partes es buena, y esta sintonía tiene que redundar en líneas de trabajo.

P. ¿Cómo valora la proliferación de voces que reclaman cambios en las guardias rurales?

R. Nosotros no nos hemos dejado llevar por la euforia. Se aprecia un interés que poco a poco se va diluyendo en algunas declaraciones y muchos estudios económicos. Se ha podido ver a presidentes colegiales haciendo mucho ruido y después han dado marcha atrás en la virulencia de su petición porque, dicen: “Ahora no es el momento”. ¿Cuándo lo será? No se puede posponer más.

P. Entre la reestructuración de estos servicios o su retribución. ¿Qué ve más factible?

R. Simple y llanamente pido que se paguen. La retribución llevaría implícita una reestructuración, porque las administraciones no podrían asumir entre 183 y 365 pagos anuales a cada botica y reducirían el servicio. De todas formas, no sé si la remuneración llegaría en todo caso a compensar los costes, pero sí sería un balón de oxígeno. No obstante, también existen soluciones intermedias, que exigirían la implicación de la sociedad y, sobre todo, del conjunto de la profesión.

P. Otro asunto en el aire. La creación de una vocalía nacional. ¿Confía en ello?

R. Siempre que la línea del Consejo General sea la de escuchar y tener intención de actuar, nos da igual que exista una vocalía propia, que esté integrada en otra o en cualquier otra forma que al Consejo General le parezca. Si se crea una vocalía específica, bienvenida sea, pero los nombres y los sillones no nos importan. Lo importante es trabajar en nuestra problemática.

P. Ahora surge la posibilidad de crear vocalías en base a necesidades de la población y no especialidades profesionales. ¿Sería un palo este cambio de rumbo?

R. Ahora mismo, tener sillón es secundario. El tiempo dirá.