J. R-T. Madrid | viernes, 24 de julio de 2015 h |

Hospira fue la segunda compañía que comercializó en España el anticuerpo monoclonal biosimilar infliximab. Cinco meses después de aquel hito, su director general, Pablo de Mora, hace balance del lanzamiento.

Pregunta. A nivel comercial, ¿cómo está respondiendo Inflectra?

Respuesta. La respuesta la dividiría en dos partes. El conocimiento de los biosimilares por los colectivos relevantes del sector va mejorando gracias al trabajo que hemos hecho con ellos. Lo negativo sería la rapidez en la penetración, que es insuficiente. No tenemos medidas para impulsar estos medicamentos, por lo que no va todo lo rápido que podría ir.

P. ¿Se sigue encontrando reticencias en los prescriptores y sociedades científicas?

R. Hospira hace mucho por formar en biosimilares. Toda esta educación, que es muy costosa, ha dado resultados. Sin embargo sigue habiendo desconocimiento, por ejemplo con el ejercicio de comparabilidad, que los médicos no suelen conocer. Ellos siguen preguntando por el ensayo clínico, cuando un biosimilar requiere ese ejercicio de comparabilidad.

P. Además de Inflectra, ¿qué otros biosimilares va a lanzar Hospira a corto plazo?

R. El próximo será el biosimilar de trastuzumab que esperamos que esté en el mercado en un par de años a partir de hoy.

P. Se ha asegurado por parte del ministerio que los biosimilares producen una depreciación del 20 por ciento, ¿es así?

R. El descuento está entre el 20 y el 25 por ciento. Se parte de un 18 por ciento a precio notificado pero después llega a esas cifras.

P. Hay sectores que lamentan que la legislación respecto a los biosimilares no es clara. ¿Está de acuerdo?

R. No. La redacción es meticulosa y asegura la calidad, seguridad y eficacia de los productos que llegan al mercado. Los técnicos de la EMA que se encargan de supervisar estos fármacos son los mismos que se encargan de supervisar los fármacos innovadores.

P. Desde la OMS se propuso introducir el Biological Qualifer (BQ) para asegurar la farmacovigilancia. ¿Lo ve necesario?

R. Lo importante para un biosimilar es que tenga número de lote e identificación por marca, como ocurre con los biológicos de referencia. Desde 2006, que fue cuando se aprobó el primer biosimilar, no ha habido ningún efecto adverso o alarma comunicada. Son fármacos con programas muy estrictos de seguridad.

P. ¿Cree que es necesaria alguna medida legislativa que favorezca la entrada de los biosimilares o la libre competencia funciona bien?

R. Ambos. La libre competencia es algo bueno para el mercado pero sí haría falta un mayor apoyo de la administración. Yo siempre pongo dos ejemplos donde España debería mirarse. En Italia, cualquier tratamiento con un fármaco biológico se decide usar el biosimilar con pacientes que no han recibido tratamiento previo. Esto ya genera un hábito en el uso entre los prescriptores que genera confianza. Por otro lado, en Alemania, se establecen una especie de cuota para que el uso del biosimilar no sea residual. En España no tenemos nada de esto. Al final, lo que se trata es de poder tratar a más pacientes con un producto que presenta las mismas garantías que el fármaco de referencia. Además, el ahorro que aporta un biosimilar puede ser destinado a dar entrada a innovaciones terapéuticas.

P. Una de las iniciativas legislativas ha sido crear agrupaciones homogéneas con los biosimilares en la última Orden de Precios de Referencia…

P. Esto no favorece el uso del biosimilar. Cuando obligas a la marca a bajar al mismo precio el prescriptor no encuentra ninguna ventaja para usar nuestro producto.