REDACCIÓN Madrid | viernes, 25 de mayo de 2012 h |

Si la Unión Europea no libera el quinto tramo de la ayuda externa de 12.000 millones de euros, Grecia se enfrenta a escenas de caos total, en buena parte motivadas por la escalada de pánico que una crisis sanitaria galopante está provocando entre la población: el país solo tiene dinero para un mes, lo que no solo está precipitando el cierre de nuevas farmacias, sino que está provocando la escasez de medicamentos esenciales en las que siguen abiertas.

Alrededor de 163 de estos fármacos ya no están disponibles, según denuncian los farmacéuticos helenos. El origen de esta situación se encuentra en la derrota del Gobierno a la hora de contener su gasto sanitario en 2.800 millones de euros. El sistema sanitario griego supera mes a mes los límites mensuales en no menos de 50 millones de euros, que hacen un total anual de 600 e impide al sistema sanitario público abonar al sector los medicamentos reembolsables. La deuda ronda ya los 1.000 millones de euros, según el análisis de IHS Global Insight.

Con sus cuentas bajo mínimos, y para evitar el cierre (en Atenas ya han cerrado al menos 120 establecimientos), algunas farmacias se están negando a dispensar a los pacientes los fármacos prescritos a menos que afronten ellos mismos el pago por adelantado.

El bajo coste de los medicamentos en Grecia agrava aún más esta situación, pues está llevando a la exportación paralela de muchos productos y a la alerta médica por el consecuente desabastecimiento en los hospitales del país, también aquejados por la falta de crédito. Las denuncias se multiplican en el caso de pacientes con cáncer o con enfermedades cardíacas.

Grecia necesita una solución urgente, porque todo esto solo puede ser la antesala de la catástrofe si el país sale definitivamente del euro y las importaciones (el país no es productor de fármacos) se frenan como consecuencia de la devaluación del dracma.

La solución argentina

La crisis griega no solo está sobre la mesa de los responsables financieros. Las conversaciones también proliferan en el sector farmacéutico mundial. La industria ya ha mantenido reuniones con la Comisión Europea y las autoridades griegas, aunque la patronal de la industria innovadora europea, Efpia, se ha negado a dar detalles.

Pese a todo, fuentes de la negociación aseguran que el sector estudia la situación con la obligación moral de mantener el suministro, pase lo que pase. El escaso peso del mercado farmacéutico heleno es un punto a favor para que la industria pueda absorber el impacto del peor escenario imaginable. Además hay otro aspecto, destacado por analistas de PricewaterhouseCoopers: no hacer nada supondría para la reputación del sector un daño más elevado que el coste económico de ayudar al país.

Aunque de momento no se ha llegado a ningún acuerdo definitivo, la idea es diseñar un plan que se pueda implementar en muy poco tiempo y permita garantizar el suministro de fármacos durante algunos meses. De momento, las miradas se dirigen a la crisis argentina de 2002. En aquel momento, un elevado número de compañías farmacéuticas llegaron a un acuerdo para continuar suministrando sus medicamentos a la nación, sin pago durante algún tiempo.