| viernes, 07 de octubre de 2011 h |

Antonio González es periodista del diario ‘Público’

Escuchando el otro día a Alfredo Pérez Rubalcaba plantear su propuesta para solucionar el problema de la sostenibilidad de la Sanidad pública, me vino a la mente, sin poder evitarlo, la parodia que del hoy candidato socialista hizo en Nochevieja el genial José Mota. En ella, bajo la premisa de que “dinero tié que haber”, un Rubalcaba más creíble que el mismo Rubalcaba de carne y hueso hacía un llamamiento a los españoles para que hurgaran en las rendijas del sofá en busca de algún euro perdido con el que afrontar la crisis. Pues bien, en cierto modo la parodia se convirtió en realidad cuando el hoy candidato planteó su paquete de medidas para reflotar el sistema sanitario público, entre las que destacan subir los impuestos sobre el alcohol y el tabaco y suprimir exenciones fiscales a las empresas que contraten seguros privados. También reiteró su planteamiento anterior de que parte de los 7.900 millones de euros adicionales que las comunidades recibirán de más en 2012 en el marco del nuevo sistema de financiación autonómica vaya a parar a sanidad.

Vaya por delante, en cualquier caso, la valentía de Rubalcaba al plantear medidas concretas, ya que parece, por lo que se ve en el PP, que lo mejor que puede hacer un candidato ante unas elecciones generales hoy en día es tener la boca bien cerrada, no vaya a ser que cualquier cosa que diga pueda ser utilizada en contra suya ahora que tiene el triunfo a la mano sin mayor esfuerzo. De todas formas, a poco que uno sea algo observador, tampoco hace falta que nos digan lo que van a hacer, porque no parece previsible que, si gana, Mariano Rajoy vaya a hacer algo muy distinto a lo que está haciendo su número dos en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal: recortar, recortar y recortar. En fin, será cierto eso de que en España las elecciones no se ganan, sino que se pierden, y mientras esto siga siendo así vamos apañados.

Pero volviendo a la propuesta de Rubalcaba, y reconociendo el valor que tiene plantear una subida de impuestos antes de unas elecciones, da la impresión de que el candidato se ha quedado corto, y eso que por fin alguien aborda el debate de la crisis de la Sanidad desde el punto de vista de aumentar los ingresos, y no sólo de reducir los gastos. Se ha quedado corto porque si bien es cierto que se puede sacar más dinero de los impuestos especiales que, no lo olvidemos, son indirectos y por tanto no redistributivos de la carga fiscal, y también a través de las otras medidas propuestas, el resultado sería un parche que no evitaría que dentro de tres o cuatro años estuviéramos igual. Y todo serán parches hasta que no reconozcamos que la sanidad pública está infrafinanciada y necesita de un cambio estructural, a través por ejemplo de una nueva reforma del sistema de financiación autonómica y de una reforma fiscal más justa, para fortalecer y perpetuar el modelo. Claro que podemos hurgar en los rotos del viejo sofá y encontrar algo de dinero, pero lo que debemos procurarnos cuanto antes es un sofá nuevo, firme y sin rendijas ocultas por donde se escapen los fondos.