María Ángeles Planchuelo.
Presidenta Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo
Además, del CNPT, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Madrileña de Cirugía Torácica (Neumomadrid) apuestan por la financiación a través del Sistema Nacional de Salud de los tratamientos anti tabaco.
Los neumólogos consideran que aún no se puede bajar la guardia frente al tabaquismo, que debe tratarse como una enfermedad adictiva y crónica, y no como un mal hábito. En este sentido, ven como algo prioritario plantear una financiación concreta y común en todas las comunidades autónomas de los tratamientos de deshabituación del tabaquismo que han mostrado ser eficaces para dejarlo.
Asimismo, se muestran partidarios de que parte de los impuestos que se recaudan a través del tabaco, se destinen a financiar estos tratamientos farmacológicos con evidencia científica en el tabaquismo.
Lo prioritario es empezar ya al menos a financiar el tratamiento para dejar de fumar de los pacientes crónicos respiratorios o cardiovasculares, ya que hay enfermos, por ejemplo, con patologías respiratorias a los que se les financia una terapia con broncodilatadores y, aunque se les ha recomendado dejar de fumar, siguen haciéndolo a sabiendas de que de que disminuye la eficacia del tratamiento.
La otra cara de la moneda, que destacan los especialistas, son los fumadores pasivos, en los que la inhalación de humo llega a ser la tercera causa de muerte evitable en los países desarrollados.
almudena fernández
Madrid
Para María Ángeles Planchuelo, presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, la nueva ley antitabaco era lo que todos los profesionales implicados en el control del hábito de fumar estaban esperando, sin embargo, aún quedan tareas pendientes como la financiación de los tratamientos.
Pregunta. Un mes después de que entrara en vigor la Ley para la Prevención y Control del Tabaquismo, ¿cómo se percibe el cambio en el ámbito sanitario?
Respuesta. La nueva ley 42/2010 sin duda ha sido recibida como una bocanada de aire fresco por todos los profesionales que trabajan o están interesados en el control del tabaquismo. El avance que se ha producido en la regulación de espacios cerrados libres de humo es la respuesta esperada por todos los profesionales que día a día ven las consecuencias que el humo del tabaco ambiental produce en las personas de todas las edades, y todo ello sin olvidar el efecto educativo y preventivo de la norma, que evitará que nuestros niños y adolescentes se hagan consumidores de esta sustancia.
P. ¿Y cómo cree que lo considera la sociedad en general?
R. Antes de la entrada en vigor de la nueva ley, los datos manejados indicaban claramente un posicionamiento de la sociedad en pro de que se avanzara en la legislación. Por poner un ejemplo en la 2ª encuesta sobre conocimientos, actitudes, creencias y conductas en relación al consumo de tabaco realizada a finales del 2008, el porcentaje de población que estaba a favor de que se prohibiera fumar totalmente en los bares era del 62 por ciento , y en el caso de los restaurantes del 79 por ciento , lo que representaba un 7,3 y un 8,5 por ciento más que la encuesta realizada dos años antes.
P. ¿Cuáles cree que son los puntos débiles de la ley?
R. Indudablemente el control del tabaquismo sólo se conseguirá poniendo en marcha múltiples medidas tanto de prevención al inicio del consumo, como de ayuda a los fumadores a dejar de fumar, y el aspecto en el que ahora se ha avanzado de protección de los ciudadanos frente al humo ambiental del tabaco. Al tener que poner en marcha diversas medidas para acometer cada uno de estos puntos, el camino que queda por recorrer aún es muy importante. Ésta es la situación por ejemplo del capitulo IV, referido a las medidas de prevención del tabaquismo, de promoción de la salud y de facilitación de la deshabituación tabáquica, o de la disposición adicional séptima referida a la normativa de prevención de riesgos laborales.
P. ¿Le parece que la nueva legislación incentiva a la población a dejar de fumar?
R. Por supuesto que sí. Está demostrado que los fumadores aceleran su decisión de abandonar el consumo de tabaco cuando se ponen en marcha este tipo de medidas, y en el caso en el que la decisión del fumador sea seguir fumando (hay que recordar que la ley no prohibe fumar, sino que regula donde no se puede hacer), disminuye su patrón de consumo, consiguiendo con ello un beneficio para su salud.
P. ¿Y considera que muchas personas han dejado de fumar o lo harán próximamente a causa de la ley?
R. Los estudios del Banco Mundial indican que medidas reguladoras del consumo de tabaco como la actual ley producen un descenso en la prevalencia de entre un 10 y un 12 por ciento , frente al 4 por ciento que se produce cuando la legislación es similar a la que teníamos nosotros, es decir, cuando existían excepciones a la norma y se permitía fumar en espacios públicos cerrados, como era el caso de los del sector del ocio y la hostelería.
P. ¿En qué medida se reducirá la prevalencia de determinadas patologías como las de tipo pulmonar ?
R. La experiencia en otros países demuestra que regulaciones de este tipo hacen descender el las patologías respiratorias y cardiacas. Así, un reciente estudio publicado en The New England Journal of Medicine, pone de manifiesto que después de la implementación de la ley, similar a la nuestra, se ha producido una disminución del 18 por ciento en los ingresos hospitalarios por asma en los niños, cuando antes de la ley la tendencia era de un incremento del 5 por ciento de ingresos al año.
P. ¿Qué ahorro tendrán las arcas del SNS a largo plazo si disminuye el número de personas afectadas por enfermedades relacionadas con el tabaco?
R. Ahora sabemos que los gastos producidos por el diagnóstico y tratamiento de las patologías relacionadas con el consumo de tabaco suponen el 15 por ciento del presupuesto sanitario, es decir unos 15.000 millones de euros, cifra que indiscutiblemente comenzará a bajar al disminuir el número de estas enfermedades.
P. ¿Le parece posible que la nueva ley prolongue la esperanza de vida de los españoles?
R. El tabaco mata a una de cada dos personas que lo consumen, con una pérdida media de años de vida de entre 15 y 20 años. Todas las medidas que faciliten que los fumadores abandonen el tabaco sin duda serán un factor más que facilite al menos el que no disminuya la esperanza de vida de la población.
P. ¿Qué métodos son los más eficaces en la deshabituación tabáquica?
R. Debemos considerar tanto las terapias psicológicas como las farmacológicas que han demostrado científicamente ser eficaces a la hora de ayudar a los pacientes a dejar de fumar. Las primeras se basan fundamentalmente en técnicas cognitivo-conductuales y de prevención de recaídas y las segundas en la TSN (terapia sustitutiva con nicotina), bupropion y vareniclina.
P. ¿Le parece aconsejable recurrir a tratamientos?
R. Si el paciente lo requiere, por supuesto.
P. ¿Es partidaria de que el SNS corra con los gastos de estos tratamientos?
R. Soy partidaria de facilitar a los fumadores que deciden dejar de fumar la ayuda necesaria para que lo consigan. Lo ideal sería que nuestro sistema de salud asumiera el tratamiento del tabaquismo como el de cualquier otra patología. Espero que en un futuro esto se pueda llevar a cabo, ya que garantizaríamos así que las personas con menos recursos accedieran a los tratamientos en igualdad de condiciones que aquellas que pueden costeárselos. Es una cuestión de salud y equidad.