Alegan como consecuencias boticas empobrecidas y posibles especulaciones

La cooperativa Nafarco aumenta el gasto de transporte y el esfuerzo de eficiencia

| 2011-07-01T19:35:00+02:00 h |

irene fernández

Madrid

Los debates sobre el modelo farmacéutico han sido más intensos desde que la crisis entró en su apogeo. Las voces sobre la liberalización de la oficina de farmacia se han escuchado en Europa y hace unos meses la Academia Europea de Ciencias y Artes recomendó en un informe sobre la sostenibilidad del SNS liberalizar estos servicios. Ahora, ha sido la Fundación FAES la que ha anunciado la elaboración de un estudio sobre la reforma sanitaria que comparará el modelo de farmacia de Navarra y el del resto de autonomías, cuyos resultados se presentarán este otoño. Pero, diez años después de la entrada en vigor de la Ley foral de Atención Farmacéutica de 2000, tanto farmacia como distribución hacen un balance negativo. Farmacias empobrecidas, falta de stock, menos farmacéuticos por botica o especulación son algunas de las consecuencias que ponen sobre la mesa.

La Ley navarra se diferencia principalmente en dos puntos. Primero, el ratio de población que se tiene en cuenta para abrir una farmacia en Navarra es de 700 habitantes, mientras que la media nacional se sitúa por encima de los 2.000. Segundo, la distancia entre farmacias en la comunidad navarra es de 150 metros, y en la mayoría de comunidades es de 250. ¿Qué repercusión ha tenido? El número de farmacias se ha duplicado y ya son casi 600 las que hay abiertas en la comunidad.

Sin embargo, según Carlos Adanero, farmacéutico y profesor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra, esto ha provocado que sean prácticamente los titulares los únicos que estén en la botica, sin posibilidad de contratar a más personal. “Se ha generado un sistema de autoempleo”, sostiene por su parte Juan Miguel Díaz, farmacéutico y presidente de la cooperativa Nafarco.

Para la distribución ha supuesto un esfuerzo de eficiencia. De hecho, Díaz asegura que mientras que en España se plantean mejoras de procesos en su cooperativa ya están hechas, de tal forma que en el último año ha sido la única empresa de distribución española en conseguir los 400 puntos del EFQM, sistema de gestión de calidad. “Pero nuestros gastos de transporte se han disparado, porque el mercado del medicamento es el mismo, sólo que tenemos que abastecer a más”, afirma.

El hecho de que haya más no significa que el servicio sea mejor, según Adanero, quien explica que se da la paradoja de que en una misma calle de 70 números puede haber abiertas tres boticas. “Impide que sean viables y un farmacéutico debe tener una situación lo suficientemente saneada porque es un servicio muy importante”, dice. Pero entre esta ley y la nacional hay puntos intermedios, por lo que la solución podría ser, según piensa, crear organismos mixtos entre los colegios y la Administración y estudiar el mapa de los lugares donde racionalmente sí puede colocarse una botica.

Además, el hecho de que en Navarra no se haya previsto que la farmacia se mantenga durante un tiempo para evitar especulaciones da lugar a este tipo de prácticas, y las farmacias rurales no se han movido prácticamente a las zonas urbanas. A la espera de las conclusiones del estudio de FAES, Adanero matiza que en Europa todo se tiende a liberalizar y, aunque en estos diez años ninguna autonomía ha copiado el modelo navarro, puede que se tienda hacia él, “lo cual haría al final abrir la mano a las cadenas”.