| viernes, 11 de diciembre de 2015 h |

Vivimos en un mundo globalizado para bien y para mal. Hoy en día las emergencias sanitarias pueden aparecer en cualquier momento, como sucedió hace poco más de un año ante la incredulidad del mundo desarrollado —con el brote de ébola, o la Gripe A allá por 2009—. No somos inmunes, ni siquiera a enfermedades que se consideran ya casi erradicadas. La industria farmacéutica responde a las necesidades habituales, sin embargo, hay ciertos medicamentos conocidos como “huérfanos” por su escaso interés comercial. En esos casos de necesidad sobrevenida cobra relevancia el papel del Estado, que debe garantizar la seguridad sanitaria, tanto de toda la población como de los miembros de las Fuerzas Armadas (FFAA). Ésta, la de ‘guardián del botiquín’, es una de las funciones esenciales del Centro Militar de Farmacia de Defensa.

Las nuevas instalaciones, inauguradas el pasado 20 de octubre, se ubican en la Base Logística de San Pedro (Colmenar Viejo). Este centro unificará la producción de fármacos de uso militar que se realizaba de forma dispersa entre Madrid, Córdoba y Burgos. El centro de la capital, situado en la calle Embajadores, ya ha finalizado su actividad; y los otros dos continúan de forma transitoria hasta que las nuevas instalaciones estén plenamente operativas.

La misión principal de la farmacia militar es la producción de medicamentos de uso común para las FFAA, aunque además “estas infraestructuras permitirán dar respuesta a las necesidades de la población ante posibles casos de emergencia sanitaria, o poder reaccionar ante un posible ataque terrorista con agentes neurotóxicos” explica Julio de Miguel, coronel farmacéutico director del Ccentro. En la actualidad también se dispone de reservas de medicamentos para situaciones más habituales, como vacunas de la viruela, o yoduro potásico, necesario para hacer frente al tratamiento ante un accidente nuclear, apunta el director del centro.

El complejo cuenta con las tecnologías más avanzadas. y consta de tres edificios principales: elde I+D, mando y museo, y la nave de producción. Las infraestructuras del edificio de I+D, configuran un laboratorio con vistas al campo, algo poco frecuente. Además, el centro dispone de diversas salas separadas para realizar los distintos procesos. Como una zona de control de calidad, área de microbiología, laboratorio de análisis físicos y químicos, sala de cromatografía, y sala de pesadas. Todas estas áreas se rigen por un estricto criterio para evitar la contaminación entre las diversas actividades que se realizan.

Según las normas de fabricación, “la compartimentación de espacios según las operaciones que se realicen es fundamental. Todo debe hacerse en un ambiente independiente y separado del resto de actividades” como explica Juan José Sánchez, coronel subdirector.

En estas instalaciones, la disciplina militar se aúna con la científica para implantar el mismo criterio constructivo en todas las salas del área de producción: hay que impedir la contaminación. Por esa razón se dispone de un vestuario de planta y otro de calle, así como de ropa específica para evitar que se introduzca cualquier contaminante del exterior. Sin embargo, el elemento que permite esa separación es el propio aire, aunque “utilizado a modo de barrera que impide la contaminación, que es vital en industria farmacéutica”. De hecho, el sistema de puertas dobles impide las corrientes y garantiza el asilamiento.

La producción

Un total de 1.500 m2 están destinados a fabricar todo lo necesario para dar cobertura a los militares y sus familiares en su día a día. La zona producción se distribuye en 3 módulos: el de medicamentos estériles, donde se fabrican ampollas, sueros, jeringas prellenadas, autoinyectables y colirios. El módulo de sistemas, donde se producen las pomadas y cremas. Finalmente, el modulo de fabricación de formas orales sólidas, esto es, comprimidos y cápsulas.

El proceso de fabricación de medicamentos pasa en primer lugar por las mezcladoras, tamizadoras (que trabajan con el polvo); después se comprime o encapsula; pasa a la zona de acondicionamiento primario, donde se introduce la cápsula o comprimido en el blíster y, finalmente, se pasa a la estuchadora y a la encajadora. En definitiva se trabaja con líneas de producción “tenemos cuatro líneas que pueden funcionar simultáneamente y producir cuatro productos diferentes” explica el coronel subdirector Juan José Sánchez.

Éste es el rasgo principal de la producción en el Centro Militar de Farmacia de Defensa, la capacidad adaptarse y producir una gran variedad de medicamentos diferentes en caso de que surja una necesidad inesperada. “nos caracteriza la variedad más que la cantidad”, apostilla el coronel. De este modo, ante situaciones de emergencias o catástrofes nacionales este centro permite “flexibilizar la producción en muy poco tiempo a una gran variedad de productos diferentes”, indica Sánchez.

Reservas estratégicas

El almacén albergará el depósito de los productos y las reservas de medicamentos estratégicos. Son más de 5.000 m2 con capacidad para 4.500 palets europeos, climatizado y con una humedad controlada al 45 por ciento. Así, todas las zonas están compartimentadas para garantizar que no coincida el flujo de entrada con el de salida de productos.En unos meses este almacén se pondrá en marcha con una intensa actividad, ya que no solo distribuye a toda España, sino que también participa en todas las misiones internacionales que tiene el país en el exterior.

En el cambiante contexto internacional y ante las posibles urgencias sanitarias, este centro de farmacia militar “supone una herramienta extraordinaria tanto para cubrir las necesidades del ejército como para garantizar la seguridad sanitaria de toda la población” explica Jaime Ruiz-Tapiador teniente coronel jefe de Abastecimiento.