El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos dice que la oficina de farmacia no puede cargar con los descuentos de otros sectores

Dentro de la distribución se observa la propuesta de Farmaindustria como un mal menor, ya que evitaría la depreciación de sus ‘stocks’

| 2010-06-04T15:48:00+02:00 h |

J. nieto / A. CORNEJO

Madrid

A pesar de los rumores acerca de que el Ministerio de Sanidad ya tiene tomada una decisión y se ha decantado por la opción propuesta por Farmaindustria para aplicar las deducciones del 7,5 por ciento que deben hacer desde el pasado 1 de junio todos los agentes de la cadena del medicamento en los medicamentos dispensados con cargo al Sistema Nacional de Salud (SNS), el pulso entre farmacia e industria parece seguir abierto. Al menos así lo demuestra el hecho de que durante esta semana se producirán nuevos encuentros del departamento dirigido por Trinidad Jiménez con los agentes de la cadena del medicamentos (industria, distribución y farmacia) para tratar de determinar cómo se deben aplicar las deducciones establecidas por el RDL 8/2010.

Y es que, las distintas opciones para aplicar estos descuentos son tan antagónicas que hace, a día de hoy, inviable una solución pactada entre industria y farmacia. Así, deberá ser el Ministerio de Sanidad el que, como Salomón, deba articular un sistema para aplicar estos descuentos.

A este respecto, durante la pasada semana diversas fuentes ministeriales señalaron a EG que Sanidad ya se había decantado por el sistema de cascada de abajo arriba. ¿Qué significa esta cascada inversa? Ni más ni menos que deberían ser las oficinas de farmacia las que lleven a cabo la deducción del 7,5 por ciento de los fármacos a las comunidades autónomas, a través de la facturación de sus respectivos colegios profesionales, para luego, en el plazo de diez días y con la correspondiente justificación de que esos medicamentos han sido dispensados con cargo al SNS, recibir de parte de los laboratorios el pago de la deducción correspondiente.

Esta solución, puesta encima de la mesa por la patronal de la industria farmacéutica radicada en España, Farmaindustria, no agrada en absoluto a la farmacia española. En este sentido, la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Carmen Peña, manifestó que se trataba de una opción inviable para la oficina de farmacia por ésta “no puede cargar con los descuentos de otros sectores, solamente con su parte proporcional”. Así se lo trasladó a los presidentes provinciales en una asamblea extraordinaria celebrada la semana pasada.

Asimismo, Peña consideró que el sistema “caótico” que propone Farmaindustria implicaría un aumento en los costes para implantar una serie de herramientas destinadas a justificar a la industria el destino de sus dispensaciones. “¿Quién se haría cargo de esos costes? ¿Otra vez las oficinas de farmacia?”, se preguntó.

Por este motivo, Peña consideró que la única posibilidad “válida, real y que se atengan a lo establecido en el RDL 8/2010” sería la implantación de un sistema de descuentos “que empezase por el primer agente de la cadena del medicamento, la industria, y terminase con la aplicación del descuento de la farmacia del 7,5 por ciento en su factura a las comunidades autónomas”.

Igualmente, Peña consideró que hacer referencia a la receta privada para intentar establecer este sistema es “una cortina de humo”, ya que el número de recetas privadas en España “es reducidísimo”.

El cebo del ‘stock’

Quien parece que no ha visto con malos ojos la propuesta de Farmaindustria, sobre todo porque con ella se salvaría el problema de la depreciación de los stocks es la distribución. Así lo piensa, por ejemplo, Francisco de Asís Echeveste, presidente de Unión Farmacéutica Guipuzcoana, o José Antonio López Arias, director general de Cofares, quien considera que “la propuesta de Farmaindustria tiene la ventaja de no afectar al valor de los stocks. En este sentido, a nivel de la distribución es perfecta, nos quita muchos problemas al hacerse de abajo a arriba”.

Eso sí, no todo el mundo de la distribución lo tiene tan claro. Es el caso del presidente de Hefame, Antonio Abril, quien señaló que le costaba “ver las ventajas de este sistema, porque no sólo es complicado de llevar a cabo para las distribuidoras, sino para las farmacias. Sea cual sea el sistema escogido, va a ser muy precipitado”. Una posición que ya manifestó con anterioridad la patronal Fedifar.