Una botica de Truchas (León) asume todas las guardias de su zona de Salud

Su titular, que está a disposición permanente de los pacientes, pide una solución

| 2011-10-07T17:10:00+02:00 h |

Dicho y hecho. La reestructuración de las guardias de las oficinas de farmacia ha comenzado a materializarse en algunas comunidades autónomas. Este es el caso de Cataluña, donde algunas boticas han dejado de hacer guardias, una medida que ha ido ligada al cierre del servicio nocturno de ciertos centros de atención primaria (CAP). La semana pasada comenzó esta racionalización de las guardias y el proceso sigue abierto, ya que inicialmente se calculó que unas 150 farmacias catalanas dejarían de prestar este servicio. El cierre de las boticas de guardia se estudia caso por caso y a través de los colegios de farmacéuticos. No obstante, el nuevo modelo de planificación garantiza que los ciudadanos, molestos con los recortes sanitarios de la Consejería de Salud catalana, puedan llegar a una farmacia de guardia a menos de media hora.

El ejemplo catalán tiene visos de extenderse a otras comunidades autónomas. De hecho, Galicia ha empezado a dar los primeros pasos en este sentido. Así, la Consejería de Sanidad gallega estudia, junto a los colegios de farmacéuticos, propuestas para reorganizar los turnos de guardia. “Aún no está nada cerrado, pero la Consejería sí está abierta, tanto a racionalizar el tema, como a escuchar nuestras propuestas y valorarlas con nosotros”, explican desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Coruña. En concreto, las conversaciones se centran en los ratios de distancia entre el punto de atención continuada y la farmacia que puede prestar el servicio, actualmente fijado en 15 kilómetros. El objetivo de los farmacéuticos es establecer unos turnos de rotación “más lógicos” que los que se producen con el actual sistema.

iria gonzález

León

La jornada laboral de María Isabel García es de 24 horas del día, los 365 días del año. Esta farmacéutica ejerce su profesión a tiempo completo, pero no por voluntad propia, sino por obligación. Su oficina de farmacia, situada en el municipio leonés de Truchas, asume todas las guardias de su zona básica de Salud, pese a que en este espacio hay otra botica. Esta situación, que se prolonga desde hace ya cinco años, obliga a García a estar a disposición permanente de los pacientes. “Desde el punto de vista humano es insostenible, desde el punto de vista económico lo es aún más”, relata esta boticaria de 40 años, madre de dos niños pequeños, para quien conciliar la vida personal y profesional resulta misión imposible.

El horario de apertura de su establecimiento es de 10 a 16 horas de lunes a viernes, pero, cuando llega la hora de echar el cierre, comienza una nueva jornada de trabajo para esta farmacéutica. A partir de dicha hora y hasta la reapertura, García debe permanecer de guardia localizada, fines de semana incluidos. Durante este periodo solo puede separarse un rato muy pequeño de su farmacia, lo justo para poder atender las incidencias en un período prudencial de tiempo, uno de los motivos por el que vive encima de su negocio. “Yo aquí realizo el trabajo de cinco farmacéuticos”, afirma.

Por ello, desde que abrió su farmacia en mayo de 2006, García no conoce lo que son las vacaciones ni los días de fiesta. Y es que, aunque cuenta con una auxiliar a tiempo parcial, la presencia del farmacéutico resulta obligatoria, por lo que, cuando precisa ausentarse de su negocio por un motivo de fuerza mayor, se le presentan solamente dos alternativas: buscar un sustituto o cerrar la farmacia. Sin embargo, la primera opción, en la práctica, no resulta muy factible. “Encontrar un farmacéutico que te sustituya es prácticamente imposible y, si lo encuentras, económicamente tampoco puedo pagarlo”, explica.

Tirar la toalla es algo que todavía no se plantea, aunque siempre existen momentos de flaqueza. Y es que, esta farmacéutica compró hace cinco años, “cuando las farmacias estaban caras”. A esta circunstancia se suman los recortes encadenados en estos últimos años, que su farmacia ha vivido como “un palo tras otro”, por lo que actualmente sufre una carga financiera muy alta. “En algún momento, sí te planteas que la única solución es venderla y que me vaya a otro sitio, pero no es el momento. Por mi situación personal, no puedo plantearme el traspaso”, explica.

Soluciones para todos

Una de las opciones para liberarla de esa sobrecarga de guardias podría ser la alternancia de este servicio, puesto que la farmacia de Truchas presta el cien por cien de las guardias, mientras que la otra botica de la zona básica de Salud no asume ninguna. “Tampoco quiero que un compañero que hasta ahora no está haciendo guardias se le cargue con una guardia para descargarme a mí, porque creo que existen otras soluciones que nos relajan a todos”, defiende García.

El problema es que, conforme a la regulación vigente, donde hay un centro de salud de atención continuada, como es el caso de Truchas, debe haber una botica de guardia en un ratio de 15 kilómetros, recuerdan desde el COF de León. No obstante, esta institución colegial trata de buscar una solución a la situación particular de la farmacéutica de Truchas, a quien apoyan en sus reivindicaciones por considerar “insostenible” una jornada sin horarios.

Por ello, según cuenta García, han solicitado una respuesta individual para su caso, y ha aprovechado que entre octubre y noviembre se solicitan los cambios de horario para el próximo año. En este sentido, la vocal de Farmacias Rurales del colegio leonés, María Ramos, considera que entre las posibilidades estaría que la farmacia dejase un botiquín en el centro de salud de urgencias y se encargase de reponerlo. A la farmacia de Truchas, por el momento, no se le ha concedido esta opción que, en cambio, ya se lleva a cabo en algunos municipios de Soria.

En la misma línea se manifiesta la propia afectada, que apuesta porque los centros de salud dispensen en monodosis lo que necesite el paciente hasta que la farmacia vuelva a abrir. Pero, mientras la solución llega, García vive pendiente de atender cualquier urgencia en un horario ilimitado. “No se puede tener a una persona 365 días ahí, a no ser que se le pague”, defiende la vocal de Farmacias Rurales del colegio leonés.

Sin embargo, las motivaciones de García no son económicas. Por encima de ello, esta farmacéutica tiene claro que está su liberación personal. Por ello, considera que sería un “pequeño paso”, aunque no su panacea, la posibilidad de establecer un canon al estilo francés, por el que el Estado pague un plus a cada farmacia de guardia. Respecto a la posibilidad de incrementar los precios durante el servicio nocturno, situación que se da en algunos países como Francia o Austria, García se pregunta: “¿Qué más da que a las tres de la mañana te levanten por un paracetamol de 80 céntimos a que cobres un euro más?”.

¿Guardias? Solo las justas

El caso de Truchas no es el único en el que se da sobrecarga de guardias. Este mal afecta a otras boticas, principalmente a las del medio rural. Sin embargo, García cree que en el gremio hay poca solidaridad. “Cada uno tenemos nuestros problemas y nos parecen los más importantes”, reconoce esta farmacéutica, cuyo establecimiento cuenta con un porcentaje muy bajo de venta libre, que no suele superar el diez por ciento de lo dispensado, lo que dificulta hacer frente a las políticas de recorte basadas en el medicamento.

“Las farmacias rurales bastante tienen con lo que tienen como para ponerles guardias”, sostiene Ramos, que pide para las boticas las guardias justas y, siempre que se pueda, derivadas a grandes poblaciones. La vocal del colegio leonés reconoce que “la gente está encantada de tener una farmacia de guardia debajo de su casa, pero no es consciente de que se utiliza por una o dos personas a la semana”.

Para García, “esta es una medida que hace 30 ó 40 años podías entender, pero que hoy en día con las comunicaciones y los medios de transporte que hay está obsoleta y es ridícula”, al tiempo que incide en que en la mayoría de los casos “quien va a una urgencia al médico sale con la urgencia resuelta y puede esperar al horario de apertura de la farmacia”.

De hecho, esta farmacéutica dice poder contar “con los dedos de una mano” las consultas verdaderamente urgentes que atiende durante el tiempo que permanece de guardia. Por ello, se conforma con poco y sus solicitudes pasan por un poco de “sentido común” para que le pongan un horario que le permita tener un espacio para su ocio. “A nadie, por mucho que preste un servicio público, se le puede exigir el sobreesfuerzo que a mí me están exigiendo”, alega.