En un necesario contexto de austeridad presupuestaria, el Ministerio de Economía y Competitividad tiene previsto racionalizar y reorganizar los recursos disponibles para el fomento de la I+D+i, eliminando duplicidades. Entre otras cosas, según explicó Luis de Guindos, se utilizarán “criterios transparentes y objetivos basados en la excelencia” para la concesión de subvenciones, reduciendo al máximo las ayudas nominativas y fomentando las competitivas.
Otro de los retos del ministerio tiene que ver con los recursos humanos. Este mismo año mejorará las condiciones de los contratos predoctorales. Además de reforzar la carrera investigadora, fomentar la penetración de los profesionales en el sector productivo y reforzar la presencia de investigadores en programas internacionales, se pondrá en marcha el contrato de investigador distinguido para científicos de reconocido prestigio, con el objetivo de que realicen actividades de investigación o dirijan equipos humanos, centros, y programas científicos de relevancia.
Pero la piedra angular de esta legislatura será el desarrollo de la Ley de Ciencia. Los estatutos de la Agencia Estatal de Investigación estarán disponibles antes del 2 de junio, fecha límite establecida por la Ley.
Cada año, los datos de la Unión por la Innovación publicados opr la Comisión Europea marcan el desfase que existe en esta materia con los líderes mundiales: Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Los resultados de 2011 ofrecen una advertencia clara: se necesitan más esfuerzos para impulsar la innovación. En el caso de España, el objetivo de llegar a invertir en I+D el 3 por ciento del PIB en 2020 es ambicioso pero, según la Comisión, solo será realista si se mantiene el crecimiento económico y se asegura que el gasto público no se somete a nuevos recortes. El consejo tenía lugar el mismo día que el sector español de I+D+i tenía la vista puesta en el Congreso, donde el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, compareció para explicar, entre otras cosas, cómo piensa “minimizar” el último recorte de 600 millones de euros a la I+D.
A esta decisión, aprobada el 30 de diciembre en el marco del acuerdo de no disponibilidad de crédito decretado por el Gobierno, se suma además la frase con la que De Guindos se dirigió recientemente al equipo de I+D de su departamento durante la toma de posesión de Román Arjona como secretario general de Innovación y Competitividad; de María Luisa Poncela como directora general de Transferencia de Tecnología y Desarrollo Empresarial; y de Emilio Lora Tamayo como presidente del CSIC: “Habrá que hacer más con menos”.
Innova moderadamente
El ejercicio 2009 marcó el punto de inflexión en el índice de innovación español. Aquel año, estaba al 77,57 por ciento del promedio de la Unión Europea, ahora ha bajado al 75,32 por ciento. España, junto con Italia, Portugal, Chequia, Hungría, Grecia, Malta, Eslovaquia y Polonia, forma parte de los países que la Comisión Europea denomina ‘innovadores moderados’, por debajo de la media de la UE de los 27. Afortunadamente no llega al nivel de Rumanía, Lituania, Bulgaria y Letonia, que como ‘innovadores modestos’ están muy por debajo de la media.
Sin embargo, a la ciencia española le falta todavía mucho camino por recorrer para ser ‘seguidora de la innovación’, como ya son Bélgica, Reino Unido, los Países Bajos, Austria, Luxemburgo, Irlanda, Francia, Eslovenia, Chipre y Estonia, países con un comportamiento similar a la media; y mucho más aún para llegar a ser ‘líder de la innovación’, lugar que a fecha de hoy solo ocupan Suecia, Dinamarca, Alemania y Finlandia.
Actualmente, España solo está por encima de la media en 5 de 24 ítems que mide la innovación (ver tabla). La buena noticia es que en 14 de los 24 la evolución de España es mejor que en la media de la UE, lo que significa que se acorta terreno. Eso sí, esta favorable evolución está fuertemente condicionada al futuro a corto plazo del sistema de I+D.
Hasta la crisis financiera España hizo progresos sustanciales a la hora incrementar la intensidad de su I+D, pero esta expansión no se vio reflejada, según el informe europeo, en progresos similares hacia una economía basada en el conocimiento. El sector principal fue la construcción, mientras otros de alta tecnología, como el de la tecnología sanitaria solamente incrementaron marginalmente su intensidad en I+D. España, sin embargo, cuenta con cierto número de firmas individuales en diversos sectores, entre ellos el farmacéutico, que según la Comisión Europea ha ayudado a mitigar las consecuencias negativas de la crisis económica.
Objetivos prioritarios
La idea del ministerio, tal y como expuso su titular ante la Comisión de Economía y Competitividad, es compensar el recorte de 600 millones mediante la maximización de los retornos de la UE y a través de una mayor participación de la empresa privada en el sistema.
En el primer punto, España progresa adecuadamente y es, de hecho, uno de los cinco indicadores en los que España destaca dentro del informe de la Comisión. En 2011, los retornos alcanzaron los mejores resultados de su historia. Así lo reflejan, particularmente, los datos de las cuatro convocatorias de Salud contabilizadas. Según el informe provisional del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industria, España se situó en 2011 como el quinto país por retorno, con un 7,9 por ciento de la UE de los 27 (el 7 por ciento del total), lo que supone una subvención de 61,2 millones de euros.
Si se tienen en cuenta los resultados acumulados desde 2007, estas cifras permiten a España alcanzar un retorno del 6 por ciento en el conjunto del VII PM. El objetivo del ministerio es seguir desarrollando esta fortaleza del sistema, y conseguir una cifra cercana a los 600 millones de euros el año próximo en el conjunto del séptimo Programa Marco.
A diferencia de este punto, el segundo objetivo, el relativo a la financiación empresarial, es una asignatura pendiente, y así lo resaltan también los indicadores europeos. La Comisión Europea asegura que, además de mantener intacta la inversión pública, los progresos requieren también una mayor participación de las empresas privadas en innovación y progresivas reformas que aseguren un sistema de I+D verdaderamente efectivo a la hora de explotar los resultados de la investigación.
Pero las patentes no son el único talón de Aquiles del sistema español de I+D; actualmente, solo el 6 por ciento de los bienes exportados es de intensidad tecnológica alta. El capital riesgo tiene, según De Guindos, que jugar un papel muy importante a la hora de acabar con estas debilidades. Entre las medidas anunciadas en el Congreso, aseguró que trabajará para aplicar desde la Ley de Mecenazgo tratamientos fiscales más favorables, tanto en relación con la contratación de investigadores como con la inversión en I+D. Se prestará, además, atención preferente a las empresas emergentes, las pymes innovadoras y los sectores prioritarios como salud.