El reclutamiento es todavía el mayor escollo para estos ensayos en nuestro país

En Estonia o Finlandia participan miles de personas como “acto de altruismo”

| 2011-01-28T15:05:00+01:00 h |

irene fernández

Cuenca

La complejidad del desarrollo de vacunas es evidente: son productos biológicos con alta variabilidad, con varios ingredientes activos, sin mencionar el alto coste de su investigación. Pero ninguno de estos hechos supone un verdadero escollo en su investigación en nuestro país. El reclutamiento de pacientes, sí. Ensayar con vacunas requiere de sujetos sanos y de muestras en fase III de hasta 10.000 personas. En España, la falta de aceptación es todavía el mayor problema que retrasa estos estudios, tal y como denunciaron los expertos en medicina preventiva y vacunas que se dieron cita recientemente en Cuenca, en el marco del foro “Nuevas necesidades, nuevas vacunas”.

Por ser necesario un elevado número de sujetos sanos es por lo que la monitorización es muy exhaustiva, tal y como explicó Pilar García Corbeira, directora del área de vacunas de GlaxoSmithKline. Además, hay que tener en cuenta la compleja logística derivada del mantenimiento en frío de estos productos. De todas las vacunas en fase preclínica, sólo un 22 por ciento logra comercializarse. El porcentaje de las que lo logran en fase I representa un 39, mientras que un 54 por ciento de las fase II sale al mercado, y casi un 70 de las fase III.

En cambio, el reclutamiento en los países nórdicos marca una tendencia distinta. Según Corbeira, en Finlandia, por ejemplo, miles de personas se animan a participar en ensayos clínicos porque lo consideran un acto de altruismo. En otros, como Estonia, reclutan a miles de ancianos. “Para ellos es casi como ir a misa. En España, como en Grecia o Italia, existe un problema de civismo”, señaló.

Esta circunstancia también trasciende a los profesionales sanitarios. Así, durante la pandemia de la gripe A los expertos resaltaron que la idea de que los médicos de otras especialidades saben de vacunas no es cierta. “Actúan como el resto de la población y, sin embargo, opinan”, precisaron. En este sentido, José María Bayas, responsable del Centro de Vacunación de Adultos del Clínic de Barcelona, indicó que “el médico que no se vacuna no sólo da mal ejemplo sino que puede ser un peligro para sus pacientes”.

¿Qué conclusión se obtiene de ello? “No estamos comunicando bien el impacto de las vacunas”, afirmó Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Y es que, según Bayas, la mayoría de los casos recientes de gripe que se han producido en Madrid se han dado en población no vacunada. “El peor enemigo de una vacuna es su propio éxito”, sentenció. Y es que, un uso más sistemático de las vacunas actuales evitaría la muerte de cuatro millones más de personas al año.

Respecto a los retos, se advierten dos: inducir respuestas inmunes más potentes y duraderas, y producir una mayor cantidad de vacunas con menos antígeno, pero con más adyuvante. En GSK buscan sustancias lipídicas como adyuvante para conseguir vacunas más sofisticadas. De cara al futuro, las más prometedoras en desarrollo son la de la malaria, la nicotina, la obesidad, el alzhéimer o el cáncer microcítico de pulmón.