EL GLOBAL Madrid | martes, 24 de noviembre de 2015 h |

En los últimos años, los presupuestos sanitarios públicos han sufrido un ajuste importante. En 2015 la relación entre gasto sanitario público y PIB en España se sitúa en el 5,7 por ciento, frente al 6,7 por ciento de 2009. En el período comprendido entre 2010 y 2014 el presupuesto que las Comunidades Autónomas destinan a Sanidad se ha reducido en un 11,2 por ciento. Asimismo, según las previsiones del Gobierno, no se prevé que el gasto sanitario público aumente antes de 2020 por encima del 6,5 por ciento del PIB (cifra que se alcanzó en el año 2010). En los países de nuestro entorno, la inversión media en Sanidad en el año 2012 (último año del que se dispone de datos oficiales) con respecto al PIB se situaba alrededor del 7,5 por ciento. Ante esta coyuntura, y coincidiendo además con el 25º aniversario de la publicación del Informe Abril Martorell, la Fundación de Ciencias del Medicamento y Productos Sanitarios (Fundamed), en colaboración con Gilead, ha reunido este martes a un grupo de expertos de alto nivel para analizar qué medidas deberían adoptarse en el Sistema Nacional de Salud para preservar su sostenibilidad futura así como su elevado nivel de calidad reconocido internacionalmente.

La jornada fue inaugurada por Enrique Sánchez de León, presidente de Fundamed y María Río, directora general de Gilead España, que en su intervención hizo hincapié en la importancia del apoyo de la compañía a este tipo de iniciativas, que faciliten y estimulen un diálogo intelectual entre profesionales con diversa responsabilidad y visión.

De este modo, los expertos consideran que la Sanidad necesita más recursos económicos de los que dispone, por lo que apuestan por elevar la inversión en sanidad en relación con el PIB hasta el 7,5 por ciento para equiparar a España con los países de nuestro entorno y poder garantizar la sostenibilidad del sistema. Esto supondría un incremento de entre 10.000 y 20.000 millones de euros.

Sobre cómo solucionar el déficit presupuestario en sanidad, el grupo de expertos reunidos plantea la necesidad de equilibrar ingresos y gastos. Así, los gastos están bien definidos y con poco margen de mejora, dicen. Hacer una gestión más eficiente puede ser factible, pero es difícil que eso produzca un margen de ahorro significativo. En el lado de los ingresos, no se puede estar pendiente de la evolución del PIB exclusivamente, porque si el país no crece conforme a las previsiones, es difícil hacer más ajustes al SNS.

Medidas como las economías de escalas, compras centralizadas, riesgo compartido, o cierta corresponsabilidad del ciudadano con el sistema, podrían mejorar, no solamente los ingresos directos, si no también disminuir el gasto, según se plantea en el documento. Asimismo, se contempla que los presupuestos se adapten mejor a la realidad del SNS, estableciéndose presupuestos de ciclo o plurianuales.