| viernes, 24 de junio de 2011 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

Me gustan las alianzas. Unas son estratégicas y otras políticas. La primera es la de Boehringer Ingelheim y Eli Lilly Company. La otra, ha quedado establecida en una ley. Es la que han propiciado la Aesan y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.

Las dos compañías farmacéuticas suman fuerzas y crean una alianza en el área de diabetes. Esta alianza aprovechará los conocimientos científicos, experiencia colectiva y la capacidad investigadora y empresarial de dos compañías farmacéuticas líderes, para hacer frente a las necesidades de los pacientes derivadas de la creciente epidemia mundial que representa la diabetes. Recuerden que esta alianza será rubricada para que quede constancia histórica por Manuel García Garrido, director general de Boehringer Ingelheim España, y Eric Patrouillard, director general de Lilly España.

Carmen Peña, la presidenta del Consejo General, ha conseguido lo que había que plasmar en una ley. Que los farmacéuticos tengan la función nutricia en la oficina de farmacia. Ha sido gracias a la alta sensibilidad del presidente de la Aesan, Roberto Sabrido. La Ley de seguridad alimentaria y nutrición tiene una referencia muy importante para las oficinas de farmacia y que otros artículos más mediáticos ocultan y es que podemos considerarla como la primera ley de ámbito nacional que establece el papel fundamental de la oficina de farmacia en la prevención de enfermedades y en la promoción de hábitos saludables. Las farmacias lo hacen diariamente, sí, pero esta ley, en su artículo 39, lo establece reglamentariamente, quedando reflejado en el texto que a través de “las oficinas de farmacia ofrezcan a los pacientes una información sencilla sobre hábitos alimentarios y de actividad física”.

Podemos decir, por lo tanto, que aquí se reconoce de derecho lo que ya viene haciendo de hecho, marcando un hito importante que es un primer paso que al que se debe dar continuidad en el reconocimiento de la atención farmacéutica. Por eso, quiero destacar el importante papel que ha desempeñado el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, que pidió insistentemente la introducción en esta Ley del reconocimiento a la labor de las oficinas de farmacia.

A este respecto, también es justo reconocer la sensibilidad del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de Leire Pajín, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, para recoger esta petición de manera inmediata.

Ese artículo 39, conviene recordarlo, ha quedado de la siguiente manera: “Las autoridades sanitarias facilitarán las condiciones y los recursos necesarios, incluida la formación, para que todo el personal sanitario de atención primaria y las oficinas de farmacia ofrezcan a los pacientes una información sencilla sobre hábitos alimentarios y de actividad física. Además, facilitarán los recursos necesarios para la detección precoz del sobrepeso, la obesidad y los trastornos de la conducta alimentaria, y desarrollarán los programas necesarios para lograr su prevención”.

Esta es la norma que viene a confirmar que lo que a nivel de calle es normal la ley ya lo contempla. Pasó lo mismo con la democracia, pero eran otros tiempos. Seguro.