| viernes, 02 de septiembre de 2011 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

Es fundamental que nos atemos los machos en esa relación a tres bandas entre farmacéuticos, médicos y consumidores. Se trata de fidelizar comportamientos que nos lleven a mejorar nuestra salud por la vía del autocuidado. Un camino de dimensión privada y ahorro público. Porque será mejor invertir en esta coordinación que padecer recortes e impuestos.

Deseo conocer el informe del impacto económico y social del autocuidado de la salud que nos dispensará en la Menéndez Pelayo de Santander esta semana Gabriel Ferragut, profesor de la Universidad Pompeu i Fabra. Mantengo la teoría que he visto concretada por el Instituto de Formación Cofares y la Asociación para el Autocuidado, Anefp, con un curso dirigido por el jurista sanitario Enrique Sánchez de León, sobre la corriente de doble flujo entre autocuidado, dispensación libre y responsable de los farmacéuticos y sostenibilidad del sistema sanitario.

Porque no se trata solamente de recurrir a los impuestos y a los recortes sobre la industria del ramo o los márgenes de la Farmacia, sino de establecer un profundo progreso de la salud de los ciudadanos basado en su propia responsabilidad y en abrir desde sus propias economías los cuidados básicos para su salud cuando los problemas son menores y no alcanzan aún la necesidad de la prescripción facultativa.

En eso estábamos desde que nos contó hace más de diez años Dorotea Orem que el autocuidado es una conducta que aparece en situaciones concretas de la vida y que el individuo dirige hacia sí mismo, y hacia su entorno para regular factores que afectan a su propio desarrollo y a actividades en beneficio de su vida, su salud y su bienestar.

En este tiempo de la historia es muy importante abaratar costes en los productos de alto cuidado siguiendo las tendencias europeas que permiten un mercado mayor para el mismo producto. Porque si en lo económico nuestra referencia es el euro también pueden serlo algunas especialidades homologadas en sus características para el conjunto de Europa. Hay que entender que hoy el autocuidado puede empezar por la mañana utilizando el flúor o la pasta dentífrica correspondiente o quizás las lágrimas artificiales para el ojo seco hasta todo tipo de elementos con aporte nutricional, tanto infantiles como para adultos.

Las barreras que existen en nuestro país para el desarrollo del autocuidado serán debatidas para que médicos y farmacéuticos establezcamos las líneas de cooperación entre la prescripción facultativa y la atención farmacéutica. En definitiva, la salud se produce cuando se devuelve a la gente un poder ilimitado para propiciar su propia salud. Así reza la Carta de la 1ª Conferencia sobre Promoción de la Salud de Ottawa en 1986. Por eso, me parece que el progreso en ese ámbito puede estar en la propia farmacia y en los deberes y derechos de los ciudadanos.