Bartolomé Beltrán Jefe de servicios médicos
A3Media
| viernes, 10 de junio de 2016 h |

La dieta mediterránea es un aliado para prevenir la osteoporisis y el riesgo de fracturas, según diversos estudios presentados en el Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) celebrado en Valencia. Un tercio de mujeres y una quinta parte de los hombres sufren fracturas en algún momento de su vida como consecuencia de la pérdida de densidad de los huesos asociada a la osteoporosis. Una investigación publicada en la prestigiosa revista JAMA Internal Medicine del mes de mayo muestra que “una mayor adherencia a la dieta mediterránea está asociada a un menor riesgo de fracturas de cadera”. También es la conclusión de una investigación de la Universidad Federico II de Nápoles publicada este mes en Translational Medicine en la que se observó una mayor densidad ósea entre quienes seguían la dieta mediterránea.

A pesar de ello, en España estamos abandonando esta dieta tan saludable, según un trabajo de la Universidad de Granada publicado en el último número de la revista Nutrición Hospitalaria de la Universidad de Granada con mujeres de mediana edad. En él se comprobó un consumo excesivo de proteínas animales y grasas derivadas de productos cárnicos y una baja ingesta de cereales integrales. El resultado es un incremento de las posibilidades de sufrir de osteoporosis, sobrepeso y enfermedades cardiovasculares, según los autores.

La AEEM advierte que la alimentación equilibrada y el ejercicio físico son claves para proteger los huesos, pero la alimentación por sí sola no es suficiente cuando aparece la enfermedad y es necesaria una adecuada adherencia al tratamiento prescrito. Sólo uno de cada cinco pacientes lo hace de manera continuada. El objetivo de los tratamientos actuales es conseguir acercarse a la densidad ósea estándar de la población sana de la misma edad, no desviada más de dos puntos negativos en la escala estándar de medición (T).

La osteoporosis no duele, no da síntomas en sus fases iniciales, y muchos pacientes abandonan la medicación, como ocurre con muchas enfermedades crónicas. Los nuevos tratamientos disponibles en el mercado permiten una administración más sencilla, con una sola inyección subcutánea cada seis meses, autoadministrable, lo que permite una mayor adherencia.

Durante el congreso de la AEEM también se han presentado datos preliminares de dos fármacos en fase final de investigación que suponen nuevas vías de abordar la osteoporosis. Uno es un inhibidor de la catepsina K, que de confirmarse su eficacia, se convertiría en el primer tratamiento oral que no suprime la formación del hueso en el osteoblasto. El efecto es parecido al de la paratohormona, con la diferencia de que esta última requiere una inyección diaria durante un máximo de 2 años y debe conservarse refrigerada. El otro es un inhibidor de la esclerostina, una sustancia que sólo produce el osteocito, que es probable que pueda aprobarse por la FDA este año, con lo que estimularía la acción del osteoblasto. Sus resultados en fase 3 son una reducción de fracturas de cadera de casi la mitad.

La osteoporosis no duele, no da síntomas en sus fases iniciales
y muchos pacientes abandonan
la medicación, como pasa
con muchas enfermedades crónicas