| viernes, 28 de mayo de 2010 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

El presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha roto ya tres calendarios. De momento, nuestro presidente del Gobierno dejó aparcada la Alianza de Civilizaciones, cuya prueba más palpable fue la suspensión de la presencia de nuestro máximo mandatario en la tercera cumbre anual que se celebró en Río de Janeiro. Y es que, tras el duro debate para lograr aprobar en el Congreso de los Diputados la medidas de recorte del Real Decreto Ley 8/2010 y con la perspectiva de la negociación de la reforma laboral a las puertas, Rodríguez Zapatero prefirió aparcar esa Alianza de Civilizaciones y quedarse con la nuestra, esa de un país llamado España.

Un civilización, la de nuestro país, que reduce ministerios, baja sueldos y tiene a los jubilados y al sistema sanitario en vilo. Al parecer, el inquilino de la Moncloa quiere comparecer a principios del mes de julio con un nuevo cambio de Gobierno, ligero de equipaje y con gentes consistentes y, si puede ser, de paso, que no tengan lapsus como el que tuvo el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, el pasado jueves en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Parlamento andaluz. ¿Lapsus? El presidente andaluz tildó a Rodríguez Zapatero de ser “malo”, eso sí endulzándolo al matizar que los populares eran peores. El bache político del Estado está servido y ahora todo depende de cómo transiten dos partidos políticos nacionalistas: Convergència i Unio y el PNV.

La sanidad está tan mal que ya ni se respetan a los inquilinos de unas viviendas del Centro Militar de Farmacia para cederlas con el fin de instalar allí el Instituto de Artes Escénicas y Música. No me digan, queridos lectores, que no es de chirigota que se ande incordiando al personal en un momento, valga el ejemplo, que un padre llega a casa harto de que le llamen por la hipoteca, la deuda o la morosidad y en ese ratito que se sienta a ver por televisión un poquito la selección española de fútbol y aparece, de repente, la suegra un poquito perjudicada con la visión y le tira la cerveza encima del traje. La verdad es que cuando uno quiere meter el dedo en el ojo lo tiene muy fácil, basta con preguntarle a Rodríguez Zapatero qué idea ha tenido esta otra mañana.

En Andalucía el presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Juan Sergio Fernández, ha puesto el grito en el cielo por la situación en la que se encuentra la atención primaria, no sólo en su comunidad, sino en todo el Estado español. Por lo visto, hay un gran descontento entre los profesionales, que provoca un gran desinterés en la elección de esta especialidad que nos lleva al binomio fundamental de una asistencia bien conducida, la relación médico-paciente.

Sin embargo, el descontento básico y esencial lo verbaliza sin pelos en la lengua la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Carmen Peña, y el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, Alberto García Romero. Se trata de dos instituciones farmacéuticas que en los últimos días, tras la aprobación del Real Decreto Ley 8/2010 más se han significado. Tanto Peña como García Romero se pasan las noches sin dormir, rodeados de documentación, intentando valorar cuál es la econometría certera que pueden permitirle al Gobierno para que las oficinas de farmacia española no cierren por bancarrota.

Por cierto, y a colación de este asunto, me permito hacerles una pregunta: ¿se puede cerrar una farmacia siendo un establecimiento de servicio público? Reflexionen y ya verán que si cerrara el problema sería bien distinto. Seguro.