| viernes, 29 de abril de 2011 h |

REDACCIÓN

Madrid

Las actuaciones de las autoridades sanitarias españolas para impedir la entrada de medicamentos ilegales y falsificados es cada vez mayor. Así lo indican los datos de la Memoria Anual de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) de 2010, un ejercicio en el que se experimentó un ascenso notable en las labores de vigilancia llevadas a cabo en este campo. Y es que, durante el pasado ejercicio el número de muestras de medicamentos ilegales remitidas a los laboratorios oficiales fue de 2.041, frente a las 1.052 registradas en 2009.

Asimismo, resalta el aumento en la colaboración entre esta entidad dependiente del Ministerio de Sanidad y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En concreto, precisa que mientras en 2009 las actuaciones conjuntas para tratar de atajar la entrada de medicamentos ilegales y falsificados en España fueron 69, durante el pasado año éstas se elevaron hasta las 105.

Asimismo, cabe destacar que, tal y como precisa la memoria, también “aumentó notablemente el número de medicamentos sobre los que se emitieron informes sobre los riesgos que para la salud representa su uso ilegal”. En este sentido, en 2010 se realizaron informes técnicos sobre 1.119 medicamentos, mientras que en el ejercicio precedente fueron 403.

Internet puerta de entrada

En España, el principal peligro para la entrada de medicamentos falsos lo constituye Internet. La dificultad para controlar las webs, al tiempo que ocultan fácilmente al vendedor y el origen del medicamento, hacen que sea difícil controlar la venta de medicamentos por esta vía. Esto facilita la venta de falsificaciones y, de hecho, Internet es la autopista que emplean los traficantes para poder introducir sus productos en los países desarrollados.

Así lo precisa uno de los grandes expertos en la materia de nuestro país, el farmacéutico Álvaro Domínguez-Gil, quien advirtió hace años de los riesgos de Internet para la entrada de medicamentos falsos. “Por ejemplo, en 2006 páginas webs de la India ofrecían fármacos falsos a farmacias valencianas”, señala.

En este sentido, según dice, el gran problema se encuentra en ese punto, en las farmacias que se convierten en distribuidoras. “En todas las profesiones hay garbanzos negros y ésta no es una excepción, y ahí está la puerta de entrada de los medicamentos falsos”, indica. Sobre este particular recuerda que en 2007 en Inglaterra entraron fármacos falsificados en el canal oficial a través del mercado paralelo.

¿Qué se puede hacer para impedir el peligro que constituyen para la salud determinadas webs? “Una solución es la que se implantó hace poco más de un año en Italia, donde se creó una unidad informática especializada para controlar, localizar y, en su caso, bloquear, páginas que oferten fármacos a través de webs, foros y redes sociales”, precisa. Otra medida para luchar contra este problema fue la aprobación en febrero de una serie de medidas estrictas para la distribución de medicamentos, que contemplan la obligatoriedad de incluir dispositivos de seguridad y autenticidad.

Unas medidas que se unen a estrategias como la iniciada por la OMS en 2006, cuando creó el Grupo Especial Internacional contra la Falsificación de Productos Médicos (Impact). O la propuesta de directiva de la Comisión Europea para establecer un código comunitario sobre medicamentos de uso humano para prevenir la entrada de suministro legal de medicamentos falsificados. O la aprobación por el Consejo de Europa en mayo de 2010 de un convenio de colaboración entre países de la UE, Medicrime, cuyo objetivo es perseguir la fabricación y tráfico de medicamentos falsos como delito penal.