| viernes, 13 de abril de 2012 h |

El párkinson es, tras el alzhéimer, la segunda patología neurodegenerativa más numerosa. Se estima que el número de afectados se duplicará en 20 años y se triplicará en 2050, debido al progresivo envejecimiento de la población. La semana pasada se celebró el día mundial y para hablar de ello, el programa de televisión Salud Hoy invitó a su plató a Eva López Valdés, neuróloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Los expertos coinciden en que vivir con esta enfermedad es complicado y uno de sus principales inconvenientes es que detectarla resulta complicado. Los síntomas son muy variados, según López Valdés, “se tiene la idea de que el temblor es una de sus principales manifestaciones, sin embargo éste sólo se da en un porcentaje. Existen otras como la sensación de torpeza general, la dificultad para caminar, etc.” Además, la doctora recalcó que en los últimos años se ha descubierto que otra serie de problemas como la depresión, la apatía e, incluso, la disminución del olfato o el estreñimiento, pueden estar detrás de esta patología. Se está hablando, por lo tanto, de entre 30 y 40 síntomas aproximadamente. La experta matizó que, por ejemplo, en los casos en los que la depresión está asociada al párkinson se puede producir una detección tardía del mismo, pues los afectados no la vinculan a éste, de modo que la consulta al neurólogo “se puede retrasar entre seis o siete años”.

Actualmente los avances que se han producido sobre la enfermedad han redundado en una mejor calidad de vida del paciente, aseguró la representante de la SEN. El conocerla mejor ha contribuido a ello: “Antes se creía que el párkinson era un defecto aislado de la dopamina, pero ahora se sabe que hay varias partes del cerebro involucradas”, comentó Eva López. Si bien hace cincuenta años un parkinsoniano no salía de casa, hoy día su calidad de vida ha cambiado y puede envejecer con más calidad. A ello han contribuido las distintas opciones terapéuticas como los fármacos vía oral o, para enfermos en estadios más avanzados, la cirugía por medio de electrodos. Lo último se está centrando en terapia celular.

La neuróloga explicó que para abordar la enfermedad es necesario tener activa la mente, y una forma de hacerlo es a través del ejercicio físico. Las últimas investigaciones han demostrado que determinadas rehabilitaciones y técnicas de fisioterapia contribuyen a una mejoría. López Valdés habló también de las bondades del taichi, los ejercicios con pesas y las plataformas vibratorias, combinados con la logopedia y hábitos de vida saludables.