La consultora PwC edita la segunda edición de los temas candentes de la sanidad
Los expertos piden una solución al escollo financiero y más poder para el paciente
c. r.
Madrid
En un año, la búsqueda de la eficiencia ha dado paso a una necesidad más acuciante en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Ha llegado el momento de hacer más con menos, según la segunda edición de los temas candentes de la sanidad recopilados por PricewaterHouseCoopers (PwC). Son diez, frente a los 15 de 2010 (ver EG núm. 466). Las propuestas no se andan con medias tintas, sobre todo en política farmacéutica. Que el ministerio se responsabilice de la oferta y las comunidades de la demanda y que ambos funcionen como departamentos estancos es un modelo fracasado. Hace falta un nuevo paradigma que fomente la cohesión.
Ese nuevo modelo debería girar, según los expertos reunidos de nuevo en torno a los ex ministros Ana Pastor y Julián García Vargas, en un nuevo espacio de colaboración entre administraciones, especialmente tras lo ocurrido con los ‘decretazos’ al sector sanitario. En el intento de reducir más la factura, las autonomías se las ingenian con iniciativas que, según el documento, generan desigualdades entre los ciudadanos y ponen en riesgo la unidad del mercado y la estabilidad del marco regulador del sector farmacéutico.
La conclusión no es nueva. El trabajo señala que habrá que reflexionar sobre el tipo de sanidad que queremos, “si se quiere lo barato o tener una medicina de última generación”. Y esto último requerirá sacrificios, es decir, prestaciones de menor valor añadido.
El escollo financiero
Esta idea circula por otra de las asignaturas a tratar: la financiación del SNS. De hecho, es tan importante que protagoniza tres de los temas del documento, además de sobrevolar los otros siete. Todos los males del SNS pasan, en primer lugar, por resolver la deuda mediante un plan de pago consensuado con todos los agentes del sector y que haga verdaderamente efectiva la hoy ficticia Ley de Morosidad. Pero este problema no se soluciona únicamente con airearla y facilitar los instrumentos para sanearla.
Una de las conclusiones más llamativas es que el sector tal vez no hace lo suficiente como para que el problema financiero que le asfixia y gracias a que el SNS se financia indirectamente obtenga el reconocimiento público que merece. No se abordó en el debate del estado de la nación de 2010, ni está presente en el Informe Económico del Presidente del Gobierno presentado el pasado 12 de enero.
Una vez solucionado el tema de la deuda, el siguiente paso es consolidar un sistema de financiación que evite generar nueva deuda. Éste es uno de los grandes fracasos del sistema sanitario español, condenado siempre a tropezar con la misma piedra: pone el contador a cero para, inmediatamente, alimentar nueva deuda.
A ello ha ayudado, según los expertos, el hecho de que la sanidad ha gozado del privilegio de “salirse permanentemente de la lógica de las cuentas públicas”, cuando lo lógico sería no gastar más allá del presupuesto. Ha llegado, dice el informe de PwC, la hora de acabar con las facturas en el cajón y de abandonar el hábito de recurrir a los incrementos presupuestarios al final de cada ejercicio para cuadrar los gastos.
Eso a nivel financiero. En la práctica ello debería llevar a “evaluar las prestaciones de la cartera de servicios, sacar las que aportan menos valor al ciudadano e incluir las más coste-efectivas”, algo que también es fundamental si lo que se quiere es preservar la innovación, otro de los temas candentes de la sanidad. “La innovación es imprescindible pero requiere ser también selectivos”, dice el documento. Pero esta forma de actuar necesitaría como contrapartida favorecer una rápida incorporación de las innovaciones de alto valor añadido.
Hasta ahora, los países más innovadores en tecnologías sanitarias (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Japón…) se caracterizan por disponer de potentes incentivos financieros, recursos punteros para la innovación, un sistema regulatorio favorable, pacientes demandantes sin sensibilidad al precio y una red inversora de apoyo. España necesita mejorar en todas y cada una de estas facetas si quiere levantar cabeza en las encuestas sobre innovación tecnológica. Entre las propuestas, los expertos apuestan por regular la obligatoriedad de realizar evaluaciones económicas de las nuevas tecnologías, dar más protagonismo a los centros hospitalarios y fomentar contratos de riesgo compartido.
Poder para el paciente
No menos importante que la idea de racionalizar concienzudamente la cartera de servicios son, según el informe, los usuarios. Se apuesta por introducir en el sistema modelos de autocuidados y apoyo al paciente, reforzar las actividades preventivas y la atención adecuada a los enfermos crónicos e introducir elementos de contención de la demanda como uno de los requisitos para conseguir que el sistema sanitario sobreviva a base de solicitar continuos incrementos de recursos.
Más allá, se hace hincapié en el paciente a la hora de avanzar en la gobernanza del SNS. Su buen funcionamiento requiere, por un lado, un “liderazgo eficaz” del ministerio. Por otro, el impulso de modelos de participación de todos los agentes, muy en especial la participación ciudadana, en la toma de decisiones. Así, además de generalizar y regular la obligatoriedad de realizar evaluaciones económicas de los medicamentos que se incorporen al SNS, el informe apuesta por que las decisiones estén apoyadas por la sociedad, lo que requiere canalizar su participación a la hora de autorizar su inclusión.