Todo el sector coincide en la necesidad de que los farmacéuticos, y no sólo los prescriptores, puedan introducir datos en el historial

Es muy importante y necesario que se integren los medicamentos y productos sanitarios no sujetos a prescripción en los sistemas de e-receta

| 2011-01-14T16:16:00+01:00 h |

Carlos Arganda

Madrid

La receta médica oficial en el ámbito de la prestación farmacéutica pública ha sido utilizada hasta el momento, casi en exclusiva, como un documento de pago. Pero la nueva regulación sobre receta médica que aprobó recientemente el Gobierno va a cambiar esta situación, al permitir que los medicamentos que no requieren de prescripción médica y no están financiados con fondos públicos estén incluidos en las bases de datos y sistemas de prescripción.

Se trata de un paso hacia adelante para dotar de mayor calidad a la información farmacoterapéutica de cada paciente, pero que quedaría incompleto si no se permitiera al farmacéutico añadir aquellos tratamientos que no requieren de prescripción o que no estén financiados y los pacientes los hayan solicitado. De este modo, la información farmacoterapéutica no sólo irá desde el prescriptor al dispensador, sino que también podrá ir en el otro sentido, en una comunicación bidireccional, que beneficiará especialmente a los pacientes.

Ésta fue una de las conclusiones alcanzadas en un encuentro informativo organizado por la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) y el Centro de Estudios Superiores de la Industria Farmacéutica (Cesif), bajo el título “El nuevo sistema de receta médica electrónica: integración de los medicamentos sin receta no financiados, colaboración con los enfermeros, médicos y farmacéuticos”, que contó con la participación de representantes de estos colectivos, además de la industria farmacéutica.

Todos los participantes en el encuentro coincidieron en la necesidad de esta participación del farmacéutico para que el médico también pueda conocer los tratamientos sin receta que pueda seguir el paciente en un momento concreto, ya que estos medicamentos, por ejemplo, pueden generar incompatibilidades con otros o producir algún efecto adverso. Así lo aseguró el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, quien se mostró a favor de no realizar distinciones entre los distintos fármacos en función de su estatus legal “por seguridad terapéutica” ya que algunos productos que se comercializan sin receta pueden tener “miles de posibilidades de interacción”.

Un argumento con el que coincidió con Cecilio Venegas, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz, que explicó que los medicamentos con y sin receta sólo se diferencian en la financiación. “Son iguales en cuanto a sus exigencias de calidad, seguridad y eficacia”, explicó.

Por ese motivo, según Eugeni Sedano, presidente de la Comisión de Relaciones Institucionales de Anefp, resulta imprescindible que las administraciones avancen hacia esa bidireccionalidad de la información en el entorno de la e-receta, ya que este sistema “es un instrumento de integración del equipo de salud”.

Igualmente, el presidente de Anefp, Jaume Pey, aseguró que la incorporación de los medicamentos sin receta en los sistemas de e-receta resulta “imprescindible” para mejorar la atención a los pacientes. Además, explicó que podría dar lugar a un ahorro para las cuentas públicas y ayudar a la divulgación del uso de estos medicamentos así como a incrementar su valor en la sociedad.

En este sentido, Carmen Valdés, presidenta de Semergen Madrid, resaltó que los médicos de atención primaria llevan ya mucho tiempo admitiendo los medicamentos sin receta “como una parte más del campo de actuación del médico”, mediante las recetas blancas.

No obstante, hacer realidad la inclusión de los medicamentos sin receta en los sistemas de prescripción es algo complicado, ya que los sistemas de e-receta “surgen exclusivamente para el control del gasto” y no con finalidad sanitaria. Así se pronunció Manuel Ojeda, vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, que precisó que para su adaptación será necesario, por un lado, ampliar las bases de datos que se utilizan en los sistemas de prescripción, que al estar basadas en el nomenclátor sólo incluyen a los medicamentos financiados, y por otro, la creación de una historia clínica única por paciente.

El paciente es el propietario

En este punto, todos los participantes destacaron la necesidad de que exista una única base de datos que incluya toda la información clínica del paciente y no 17, como ocurre actualmente, lo que “dificulta la accesibilidad a los datos del paciente” desde distintos lugares, tal y como explicó José Luis Lence, responsable de la división de Farmacia de Cesif. También coincidieron todos en la obligatoriedad de que para acceder a dichos datos sea necesaria la autorización del paciente, su propietario.

Un ámbito en el que es necesario avanzar mucho ya que, la realidad nos dice que el paciente no es propietario de sus datos, tal y como comentó Roberto Costillas, director comercial de Salvat, lo que evita ir en la dirección correcta y “poner el foco en el paciente”. Para González Jurado es así por encontrarnos en un sistema paternalista en el que la Administración y los profesionales se creen dueños de los datos, pero como tal y como recalcó, “los datos son del paciente y se los confía puntualmente a los agentes del sector”.

A este respecto, tal y como concretó el director general de Anefp, Rafael García Gutiérrez, “el sistema va a ser lo que quieran los profesionales implicados en él y, especialmente lo que quiera el ciudadano”.

Puntos de acuerdo en el sector