Marichu Rodríguez

Presidenta de Sefac

| 2011-03-18T16:37:00+01:00 h |

iria gonzález

Madrid

La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) sopló el 21 de marzo las velas de su décimo aniversario. Una celebración que llega en un momento complicado para el sector farmacéutico en general y para la farmacia comunitaria en particular. Con su actual presidenta, Marichu Rodríguez, EG repasa el pasado, el presente y el futuro de esta sociedad científica, que a lo largo de los últimos diez años ha logrado con su actuación el reconocimiento de muchos farmacéuticos comunitarios.

Pregunta. ¿Qué balance hace de estos diez años de Sefac?

Respuesta. Desde el enfoque puramente economicista de empresa, la farmacia está en un momento muy difícil y justo estos diez años han sido los más complicados. Son los diez años de medidas de recorte más seguidas e intensas. Precisamente, eso hace que se tenga que valorar más la parte profesional, no ya la económica. A pesar de todo, se está creciendo mucho a nivel científico-profesional.

P. ¿Cómo ha cambiado la sociedad en este tiempo?

R. Hemos pasado de ser unos desconocidos y unos optimistas a que todas las cosas que decide Sefac, se consigan o no, por lo menos se valoran. Se nos toma muy en serio.

P. ¿Qué puede aportar al farmacéutico comunitario una sociedad científica respecto a un colegio?

R. Sefac representa una forma de entender la oficina de farmacia. Somos unos profesionales que estamos muy atomizados, cada uno en nuestra farmacia. Lo único que teníamos hasta ahora que nos unía era el colegio o el Consejo General. Pero estos tienen que atender a muchas más salidas profesionales y no son tan específicos. Además, a veces tienen ciertas cortapisas a la hora de expresarse con libertad porque tienen que ser más políticos. Nosotros podemos ser absolutamente libres a la hora de opinar y de expresar nuestro parecer. También ofrecemos el poder participar en la formación y en proyectos de investigación.

P. Lo que también ha experimentado una gran evolución es la Atención Farmacéutica, ¿no?

R. Sefac ha ido evolucionando a la vez que evolucionaba la propia Atención Farmacéutica, que traducido a la farmacia es atención al paciente. Es darnos cuenta de que tenemos que estar alrededor no del medicamento, sino del medicamento en un paciente concreto. Son los servicios que hay que ofrecer al paciente.

P. Precisamente, ¿es la cartera de servicios la clave para dar un valor añadido a la farmacia?

R. Por supuesto. Aunque hay determinadas corrientes que piensan que ofrecer servicio es cualquier cosa relacionada con la salud, desde depilación láser hasta las cosas más insólitas. Tenemos que acotar este concepto porque no todo vale. Servicios profesionales del farmacéutico al paciente que utiliza un medicamento es lo que entendemos nosotros por cartera de servicios. Un ejemplo claro sería la metadona, los sistemas personificados de dosificación, la atención domiciliaria, las pruebas de sida. Eso es el valor añadido, sino podríamos tener un robot que entregara el medicamento sin errores.

P. ¿Es necesario hablar de remuneración de la cartera de servicios?

R. Desde Sefac, además de remunerar la cartera de servicios, nos gustaría que se empezara a hablar de cambio en el sistema de remuneración. Es decir, que no se remunere por margen comercial, sino por el servicio que se da. Si llegásemos a eso probablemente se nos consideraría sanitarios por parte de todos los profesionales. A veces el recelo que existe es que al ir todo al margen parece que queremos vender cuanto más mejor.

P. ¿Sería también una forma de fidelizar al paciente?

R. El concepto fidelización es economicista. No se trata de fidelizar al paciente sólo para que venga a comprar. Los pacientes van siempre al mismo médico porque es el que le conoce, el que tiene su historia clínica, en nuestro caso sería historia fármaco-terapéutica. Se trata de que yo le dé un servicio y venga porque soy su farmacéutico de cabecera.

P. Para ello, ¿debería estar el farmacéutico más integrado con el resto de agentes del sistema?

R. Por supuesto. Ése es otro de los retos. Si no nos integramos de forma real en el Sistema Nacional de Salud, nuestro papel se queda muy cojo. Precisamente uno de los actos del décimo aniversario será presentar un libro que ha hecho el grupo de Bioética de Sefac que plantea el papel del farmacéutico en estos momentos y cómo puede integrarse en la Atención Primaria de una manera realista.

P. Recientemente, Sefac presentó una guía sobre sobrepeso y obesidad para farmacéuticos comunitarios, ¿pone esto de manifiesto que su papel ha evolucionado?

R. Siempre ha sido un poco responsabilidad nuestra hacer educación para la salud. No es invadir competencias ni que sepamos de todo. Tenemos que tener los recursos para hacer una educación sanitaria en condiciones.

P. En cuanto a la interlocución con las administraciones, el hecho de que cada comunidad vaya un poco a su aire lo complica, ¿no?

R. Está claro que sí. Tener 17 administraciones que tienen sus ámbitos farmacéuticos distintos es de locos. No tiene ningún sentido que en un sitio sí que te financien algo y en otro no. Me parece inconstitucional e injusto.

P. Cuentan ya con siete delegaciones autonómicas, ¿continuará la expansión por todo el territorio nacional?

R. Lo ideal sería que todas las comunidades tuviesen su delegación, pero no con el sentido que pueda tener una federación. Esto es una única asociación con delegaciones, pero somos sólo unos.

P. Y ¿cómo ve a Sefac dentro de diez años?

R. Siendo optimista, lo veo como algo imprescindible para la oficina de farmacia. Lo importante sobre todo es que lideremos un proyecto de oficina de farmacia en el que el farmacéutico sea un sanitario sin tener que hacer acciones que no son sanitarias sino economicistas.

P. Por último, aproveche que cumplen diez años y pida un ‘regalo’ para los farmacéuticos comunitarios.

R. Considero que el mejor regalo sería que nos den ese reconocimiento sanitario que muchas veces nos niegan. Si se dieran cuenta de lo importante que es el papel del farmacéutico, verían que no es económicamente rentable recortarnos, sino que nosotros podemos ahorrar mucho dinero con nuestra actuación. La Administración siempre dice lo importante que es el papel de farmacéutico, pero realmente en la práctica no lo reconoce. Se queda todo en buenas palabras.