| viernes, 27 de noviembre de 2015 h |

“Hay que entender la dermofarmacia como un compromiso de la botica por encontrar otras vías complementarias (al medicamento) que mejoren la salud de la población”. Esta es la petición que dirigía Cristina Tiemblo, vocal nacional del ramo del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF) a los varios centenares de asistentes a las III Jornadas Profesionales de Dermofarmacia organizadas el 24 de noviembre en Madrid por la corporación farmacéutica nacional. Un “compromiso” con el que responder a la confianza que deposita el paciente en este canal para adquisición de este tipo de productos “y que tiene en el consejo profesional que recibe una de sus principales claves”, indicó Jesús Aguilar, presidente del CGCOF.

Aún siendo una de sus claves, el consejo profesional no es el único elemento que conforma este compromiso. Especialización, profesionalidad atención farmacéutica y reciclaje formativo son solo algunos otros conceptos que salieron a la palestra en esta jornada. Todos ellos entendidos como una suma, ya que, según apuntó Rosalía Gozalo, vocal de Dermofarmacia del COF de Madrid, “estar especializados en dermofarmacia no es suficiente por sí mismo para diferenciarse de otros canales”. En resumen, la dermocosmética debe ser entendida en la botica como salud “evitando que el precio-descuento sea elemento decisor en la compra”, instó Gozalo, lo que ‘obliga’ a no pensar en el producto sino centrarse en el paciente.

No obstante, en esta “profesionalización” de la dermocosmética no se trata de partir de cero o romper con el pasado, ya que “algo tenemos que estar haciendo bien para que la farmacia sea el canal donde más crecimiento en valores experimenta la dermocosmética”, recordó Tiemblo. En concreto, según datos de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), las farmacias copan en torno al 20 por ciento de las ventas de estos productos (cada español se gasta una media de 136 euros al año). Pero sí es posible aumentar estos niveles a través de la “diferenciación sanitaria” con otros canales, en un contexto con cada vez más competencia.

“Protocolizar todo”

Si algo quedó patente en estas jornadas a través de las experiencias narradas por farmacéuticos que potencian este área es la necesidad de apostar por la atención farmacéutica en dermocosmética (por ejemplo, con sus propias zonas de atención personalizada) y la aplicación de protocolos de trabajo (PNTs). “Con unos protocolos adecuados se puede trabajar la dermo en cualquier farmacia”, recordó Gema Herrerías, vocal del COF de Sevilla.

Por su parte, Tomás Muriet, homólogo del ramo en el COF de Baleares, recordó que, en pleno 2015, “la palabra protocolo sigue asustando en los equipos de las boticas”. Sin embargo, debe acabarse con estas reticencias. “Hay que hacer protocolos de actuación en dermocosmética; para todo. Cada farmacia debe hacer los suyos, periódicamente revisables y que sean por situaciones, no por patologías”, apuesta Muriet. Unos protocolos que también deben alcanzar la cosmetovigilancia.

¿A qué debe atender una correcta AF en este área? “Hay que hacer un estudio visual, tomar medidas de parámetros cutáneos, elaborar una ficha de actuación y realizar un seguimiento del paciente”, enumeró Herrerías, si bien considera igual de importante “no jugar a ser dermatólogos; es decir, no diagnosticar y saber cuándo derivar al médico”.

En la parte más económica de este campo, se recomendó a los titulares “no obsesionarse con tener todo tipo de productos” y disponer de un stock acorde a la “segmentación” previa del cliente/paciente al que se quiere llegar. Así, en esta decisión se deben tener en cuenta criterios sociodemográficos: dónde se ubica la farmacia, a qué tipo de sexo dirigirse, edad, competencia en el entorno… Respecto a la formación, no hay duda: el fabricante es el mejor aliado. “Tanto por su conocimiento del producto como para las acciones comerciales y/o comunicación”, añadió Diego Sarasketa, farmacéutico en Vizcaya.