| viernes, 03 de febrero de 2012 h |

Emilio Lora-Tamayo ha vuelto a la que fue su casa entre 2003 y 2004, la presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Una vuelta que se produce en una situación complicada para la ciencia española, con el anuncio de recortes que amenaza a programas y a la contratación de talentos. Eso sí, cree que esta institución está “más evolucionada, con algunas estructuras, centros y capacidades nuevas”, aunque mantiene la misma esencia: ser una herramienta fundamental en el diseño del mapa de I+D+i español.

P. Cuando abandonó la presidencia del CSIC dejó a las puertas un proyecto de nueva estructura. ¿Se desarrolló?

R. El proyecto lo elaboró una comisión con un amplio consenso para desarrollar en la siguiente legislatura una ley que atajara el encorsetamiento del organismo, el que no tuviera capacidad de gestión ni flexibilidad. Supongo que no siguió la vía prevista, y las autoridades decidieron dotarse de una estructura de agencia estatal. Ahora bien, la parte nuclear, el contrato de gestión, no se ha desarrollado, que es lo que posibilita a la agencia gestionar sus recursos en función de las necesidades de personal. No obstante, si se hubiera hecho, ahora estaría en suspenso por las restricciones.

P. ¿Qué es lo idóneo entonces?

R. Dotarnos de la necesaria flexibilidad que nos haga competitivos de la misma forma que lo son otros organismos nacionales e internacionales. Quizá se logre acabando de desarrollar la agencia, o quizá adoptando otro tipo de solución. Lo estudiaremos cuando las circunstancias lo permitan.

P. ¿Qué se necesita para desarrollar el contrato de gestión?

R. Depende de la aceptación y modulación de ministerios horizontales como los de Administraciones Públicas y Hacienda. También del entorno, y no creo que ahora sea el idóneo para considerarlo. El equipo anterior intentó que saliera adelante, lo que supondría el colofón a la agencia estatal, y no lo logró.

P. ¿Qué se puede obtener con los contratos de gestión?

R. Tener capacidad real para definir con nuestros recursos la política de personal, una carrera paralela por la vía de la contratación sometida a las evaluaciones necesarias, como en otros sitios extranjeros. No significa que haya que anular la vía de acceso a la investigación por las plazas de empleo público. Ambos mecanismos pueden coexistir. Se ganaría en eficiencia al poder atender las necesidades a tiempo, ya que en ocasiones la vía funcionarial está reñida con las necesidades puntuales de la investigación. La velocidad que tiene hoy la investigación no es compatible con mecanismos encorsetados.

P. ¿La ciencia es una prioridad para el Gobierno?

R. La ciencia es una prioridad. ¿Lo es para el Gobierno? Juzgue usted mismo. La ciencia está enmarcada en el Ministerio de Economía y Competitividad, y eso da pistas de hasta dónde puede participar en mejorar la innovación y la competitividad. No significa que la ciencia se olvide de la generación de conocimiento. Lo importante es definir políticas que redunden en un desarrollo de la ciencia, buscando cotas de excelencia y calidad, y contemplar la cadena completa de valor, desde la generación de conocimiento hasta el aumento de la competitividad. Dicho esto, me hubiera gustado que las palabras ciencia e investigación hubieran aparecido en algún sitio.

P. ¿Cómo va a afrontar el CSIC el recorte de 600 millones de euros al sistema de I+D+i?

R. Con mucha dificultad, pero creo que no entraremos en recesión sino que disminuirá la velocidad de avance. Afectará porque desde 2009 nuestro presupuesto ha mermado. Prescindiremos de lo más superfluo sin que afecte al núcleo de la investigación, a los entornos de calidad y excelencia. Demoraremos iniciativas de construcción, o lo relativo a equipamientos. Lo último que me gustaría tocar es el personal científico y técnico y el contratado vía programas como el Ramón y Cajal, que son el activo más importante del CSIC. Pero hasta que no tengamos los presupuestos definitivos ignoro en qué medida vamos a tener que tocarlo.

P. Su interlocutora será Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, ¿qué mensajes urge trasladarle?

R. Tengo su puerta abierta. Lo que hace falta es que trabajemos todos en equipo, ya que todos hemos sido propuestos por el ministro Luis de Guindos.

P. Mucho talento español se ve abocado a emigrar o es mejor reconocido en el extranjero.

R. Que los doctores españoles salgan fuera es bueno, y que vuelvan también. Y que los extranjeros vengan aquí también es bueno. Lo que hay que hacer es proveer de las condiciones para que el sistema sea dinámico en los sentidos, que sea de excelencia y calidad en los laboratorios y en los grupos para poder atraer y retener a los mejores, nacionales y extranjeros.

P. ¿Sale bien parado el CSIC al compararle con otros organismos similares europeos?

R. En muchas disciplinas estamos codo con codo con los mejores centros; en Biología y Biomedicina por encima de la media mundial; y en Agroalimentación somos bastante punteros. Los índices bibliográficos también crecen. Ojalá la disminución de velocidad no nos afecte mucho.

Pregunta. En el ámbito de la biomedicina el CSIC es considerado como un centro puntero, ¿no es así?

Respuesta. Contribuimos de manera notable en temas de gripe, VIH y todo lo relacionado con el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas, desde lo básico a la aplicación clínica. La relación con los hospitales es intensa, tenemos centros diseñados y que están trabajando simbióticamente con ellos, por ejemplo, el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols con La Paz; o en Barcelona, el Centro de Investigaciones Biomédicas con el Clínic dentro del Idibaps. También con el programa Ciber trabajamos en red.

P. ¿Qué investigaciones que se llevan a cabo en la actualidad resaltaría?

R. Un equipo del CSIC trabaja en el desarrollo de un biosensor de glucosa subcutáneo ultrasensible que los diabéticos y otros enfermos podrán implantarse bajo la piel para conocer sus niveles de azúcar cada diez o quince minutos. El chip trasmite esos datos al teléfono móvil del paciente, a cualquier otro dispositivo conectado a Internet o al centro sanitario donde se archive su historia clínica. En caso de detectar problemas, incluso indicará al enfermo las acciones a seguir, cómo ingerir alimentos o inyectarse la dosis de insulina adecuada. Asimismo, otro equipo está desarrollando un biosensor que permite la detección del VIH en una hora. Este sistema rápido de detección de los anticuerpos del sida se basa en una enzima modificada genéticamente y una pequeña red de microelectrodos, combinación que posibilita realizar el análisis en tan corto espacio de tiempo.