Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 08 de abril de 2016 h |

El desvío del déficit de 2015 ha puesto al gasto sanitario en la línea de flotación de un nuevo paquete de ajustes… Uno de los más duros, además, desde que comenzó la crisis. Según Hacienda, no se trata de recortar, sino de priorizar. Pero no es ése el mensaje que han entendido las comunidades que no cumplieron el objetivo de 2015. Muchas ya han anunciado que no aplicarán más tijeras. Se estima que Bruselas exigirá un ajuste de unos 20.000 millones. ¿Es posible hacerlo sin recortar en Sanidad? Los expertos en economía de la salud consultados por EG creen que no, y que el sistema tampoco permite más ajustes. Coinciden también en recordar al Estado que, además de un nuevo sistema de financiación (llevado, por fin, por Hacienda al Consejo de Ministros), una reforma del sistema fiscal y la generalización del coste-efectividad quizá harían innecesario ese recorte.

‘La priorización empieza en casa’, parecen decir los economistas. Todos ellos son conscientes de que la factura de hepatitis C explica una parte del desvío del déficit, pero que no es su principal componente. También es cierto que este gasto ha sido coyuntural y extraordinario, pero puede repetirse en el futuro. Ante ello viene la primera gran receta que los economistas lanzan para que el trabajo de priorización, que ninguno cuestiona, no implique nuevos recortes.

“Es urgente que se establezca de una vez por todas un procedimiento de incorporación a la financiación pública de las nuevas prestaciones en criterios de coste-efectividad, junto con la fijación de un umbral (al menos orientativo) de lo que estamos dispuestos a pagar por cada unidad de resultado (años de vida ajustado por calidad)”, asegura Rosa Urbanos, profesora del departamento de Economía Aplicada VI de la Universidad Complutense de Madrid. Según ella, la situación económica puede forzar en algún momento a reducciones “bruscas” del gasto en el corto plazo, pero añade que “sería necesario establecer un plan estratégico de medio y largo plazo que haga al Sistema Nacional de Salud más eficiente, más eficaz, más equitativo y menos vulnerable a la crisis”.

Los mismo opina Jaume Puig-Junoy, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Dado que hay poco margen para recortar en Sanidad, considera que “sería más útil tratar de priorizar en el margen para controlar el ritmo de crecimiento del gasto mediante una buena priorización de tratamientos e intervenciones según su relación coste-efectividad y hacer lo mismo con decisiones de desinversión”.

En esta línea, también se retoman otros llamamientos que desde hace años se realizan a la Administración Central, como los relativos a la transparencia de las decisiones de la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos (CIMP). Más allá de que los elementos a tener en cuenta figuren en el RDL 16/2012, el cómo se aplican, qué peso tiene cada uno y, en suma, de qué depende realmente el que la financiación de un fármaco sea o no favorable y el precio concedido al mismo es algo completamente desconocido. La “opacidad de este proceso” es, según Juan Oliva, profesor de la Universidad de Castilla la Mancha, “una señal de mala calidad democrática de nuestras instituciones y es lo contrario a un proceso de priorización público y transparente”.

La transparencia evitaría también la penalización sobre el gasto farmacéutico hospitalario, cuando en realidad de él no se sabe tanto. “Se conocen prescripciones pero no precios medios. Éstos son objeto de negociaciones y rebajas en el cuarto oscuro”, asegura Guillem López Casasnovas, profesor de la UPF y director de su Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES). Y añade: “Multiplicar cantidades ciertas por precios teóricos altos da siempre cifras muy elevadas que son erróneas”. Por todo ello, recomienda “no bajar la guardia y mantener el esfuerzo”, pero tampoco presionar más. “Pensar que se ha acabado la austeridad es malo si ello supone relajación y volver a la situación anterior con ‘más de lo mismo’ , pero en el otro extremo, el espantajo de más recortes puede acabar desanimando definitivamente al personal después del esfuerzo realizado”, dice.

Si de lo que se trata es de que las comunidades prioricen, entonces las propuestas formuladas son otras, y parten de un rechazo a penalizar a las regiones y de una política que ponga el acento, no en gastos, sino en ingresos. Según David Cantarero, de la Universidad de Cantabria, “para evitar nuevos recortes en Sanidad habría que, primero, negociar una nueva senda de corrección del déficit global”. Entonces podría subirse algo el actual objetivo del 0,3 por ciento, “prácticamente imposible de cumplir” en su opinión, hasta llegar a una cifra “más realista” y, quizá, con objetivos a la carta… Una línea que comparte Puig-Junoy, para quien el reparto del déficit entre niveles de administración es “asimétrico y poco basado en las necesidades de gasto”.

Gana peso la apuesta por una reforma profunda del sistema fiscal. “Sin ella difícilmente podremos sostener los servicios públicos básicos, incluidos los sanitarios”, dice Oliva. Cantarero apunta a una reforma inspirada en los regímenes forales: “Si se quiere exigir responsabilidad fiscal a las comunidades habría que acompañar eso de nuevas reformas entendidas como darles más capacidad de obtener ingresos por sí mismas”.

Rosa Urbanos. Departamento de Economía Aplicada VI. UCM.

Sería necesario establecer un plan estratégico de medio y largo plazo que haga al Sistema Nacional de Salud más eficiente, eficaz y equitativo y menos vulnerable a las crisis.

Juan Oliva. Análisis Económico y Finanzas. UCLM.

El primero que debe empezar a priorizar es el Ministerio de Sanidad (…) No es razonable que no sepamos nada en absoluto sobre los acuerdos de fijación de precios
en la CIPM.

Jaume Puig-Junoy. Dpto. de Economía y Empresa. CRES-UPF.

Un reajuste como el que se maneja para el año 2016 no es viable a corto plazo sin hacer recortes indiscriminados otra vez en Sanidad, para los que hay escaso margen.

Guillem López Casasnovas. Director del CRES-UPF

Se culpabiliza a las CC.AA., y dentro de estas al gasto sanitario, y dentro de este al hospitalario cuando de su cuantía sabemos muy poco. Se conocen prescripciones, pero no precios medios.

David Cantarero. Departamento de Economía Aplicada. UC.

Si se quiere exigir responsabilidad fiscal a las CC.AA. habría que darles más capacidad de obtener ingresos por sí mismas. Es ya un clamor la necesidad de reformar el sistema de financiación.