Michel Buchmann

Presidente de la Federación Farmacéutica Internacional

| 2010-09-24T16:55:00+02:00 h |

alberto cornejo

Madrid

Durante el 70º Congreso Mundial de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas celebrado recientemente en Lisboa, el Consejo de la Federación Farmacéutica Internacional (FIP) eligió nuevo presidente. El suizo Michel Buchmann tomó las riendas de esta organización internacional en sustitución de Kamal K. Midha, que definió la línea a que seguirá durante los próximos cuatro años en su discurso de toma de posesión: compromiso para llevar adelante el Plan Estratégico de la FIP y avanzar en la práctica farmacéutica, las ciencias farmacéuticas y la formación.

Pregunta. ¿Cuáles cree que serán los principales desafíos que le esperan?

Respuesta. La gran ambición de la FIP es convencer a los farmacéuticos para que evolucionen. Serán los proveedores de servicios para los pacientes y, por eso, deberán demostrar y aportar un valor añadido a los sistemas de salud. Los farmacéuticos deberán invertir para demostrar sus habilidades y conseguir fondos para desempeñar nuevas funciones. Tener éxito llevará tiempo, pero no mucho, por los vínculos existentes con las ciencias farmacéuticas y la reforma formativa. A grandes rasgos, éstos son los principales desafíos a los que me enfrentaré.

P. En el congreso se abordaron estos asuntos. ¿Cuál es su opinión acerca de su desarrollo?

R. Creo que fue un congreso excelente, perfectamente organizado, con el apoyo de nuestros colegas portugueses, en el que se inició la discusión sobre los temas relacionados con los retos que aguardan a la profesión: lo que es y será. Espero que permita abrir nuevas perspectivas a nuestros líderes y les dé el coraje necesario para abrir el camino del cambio.

P. Usted representa a dos millones de farmacéuticos. ¿Es difícil convivir con las diferencias existentes entre ellos?

R. Las diferencias son también nuestra riqueza. El respeto de esas diferencias nos permitirá tomar diferentes caminos y velocidades para llegar del punto A al B, porque la línea recta no es necesariamente la solución para todos.

P. ¿Cuáles deberán ser los principales cambios a realizar en la profesión en los próximos años?

R. Los gobiernos siguen con su idea de controlar los costes sanitarios a través de la reducción de precios de los medicamentos, lo que provoca una fuerte presión sobre la economía de las farmacias. Los gobiernos no comprenden el valor añadido de los servicios farmacéuticos, porque no se han documentado los beneficios prácticos que aportan a la salud de su país. Se paga a los farmacéuticos por un margen de un producto y se les considera comerciantes, no profesionales de la salud. Por eso, debemos actuar con rapidez, y entre las acciones a ejecutar estaría bien que algunos de nosotros participásemos en política, para unirse al círculo de los tomadores de decisiones. Aconsejo a algunos de mis colegas a embarcarse en la aventura política para hacer un gran servicio a su profesión.

P. Además de en política, en Lisboa se pidió mayor protagonismo en los sistemas de salud pública.

R. Los políticos ya no consideran que la dispensación de medicamentos justifique el dinero que se invierte para financiar nuestras actividades. Para mantener esta financiación hará falta demostrar el papel que jugamos en el uso adecuado y adherencia a los tratamientos. O, por ejemplo, la necesidad de la práctica interprofesional (médicos, farmacéuticos y enfermeros) para mejorar la calidad de la atención a los pacientes y reducir los costes sanitarios.

P. En el congreso se aprobaron unas resoluciones al respecto.

R. El Consejo de la FIP adoptó dos declaraciones muy importantes: una sobre la práctica farmacéutica colaborativa y otra sobre buenas prácticas farmacéuticas. Esta última (disponible en www.fip.org) es una revisión de un documento anterior sobre el mismo tema. El nuevo texto será de suma importancia para nuestra profesión, y la OMS debería convertirla en una declaración conjunta que describiría y definiría los estándares profesionales establecidos en cada farmacia, de manera que se preste a los pacientes los servicios que la salud pública exige a un profesional de la salud.

P. Su puesta en práctica sería solamente un primer paso, ¿no?

R. Sí, establecer normas para la práctica de farmacia sería un primer paso, pero debemos pensar en el desarrollo de prácticas interprofesionales de colaboración para integrarnos más rápidamente en los equipos de atención sanitaria con médicos y enfermeros, así como centrar la Atención Farmacéutica de acuerdo a las necesidades de los pacientes.

P. Y que se trasladen a cada país.

R. La FIP estableció las directrices para un cambio que refleja la evolución que debe adoptar cada asociación en su propio país para educar y formar a los farmacéuticos y ponerlos, con coraje, en el camino hacia el cambio.

P. ¿Reclaman los pacientes ese cambio de rol en el farmacéutico?

R. Sí, pero también autoridades políticas, médicos, enfermeros y aseguradoras. Es cierto que no todos, porque algunos todavía nos consideran como competidores que deben eliminar, pero nuestro reto es convencerles, evolucionar y documentar el valor añadido que aportamos. Además, como parte de la Alianza Mundial de Profesiones de la Salud, la Asociación Mundial de Médicos, el Consejo Internacional de Enfermeros y otras asociaciones profesionales de la salud han acordado iniciar conversaciones para establecer prácticas de colaboración. Las reflexiones están en marcha desde el pasado mes de mayo.

P. ¿Cree que los médicos están interesados en potenciar la colaboración con los farmacéuticos?

R. La primera reacción de los médicos es no hacer caso a los farmacéuticos, porque desconocen su potencial. Los farmacéuticos deben trasladar su deseo por cooperar. Yo lo he hecho y doy fe del interés despertado entre médicos y autoridades públicas.

P. Sin embargo, parece que el actual contexto económico internacional representa un problema en el logro de estos objetivos.

R. Todas las economías nacionales tienen problemas y buscan soluciones. Debemos evitar ser un problema y, por tanto, tenemos que ofrecer soluciones.

P. Hay diferentes modelos farmacéuticos y sistemas de salud en el mundo. ¿Eso impide implementar una estrategia común?

R. Los sistemas de salud son diferentes en las formas de reembolso. Los gobiernos los organizan de acuerdo a las necesidades específicas de su población y a la evolución de sus ideologías, por lo que es difícil comparar y definir un camino único para ir hacia sistemas más eficientes y menos caros. Cada país debe encontrar su camino para ir de A a B. Lo que es seguro es que el farmacéutico, en cualquier modelo, va a demostrar que es un valor añadido al sistema de salud.

P. ¿El modelo español es el más favorable para el paciente?

R. No lo conozco al detalle, pero sé que mantiene los principios de la propiedad farmacéutica y la planificación para garantizar la accesibilidad de los medicamentos a todos los ciudadanos. Su legalidad ha sido reconocida por los jueces europeos, pero su mantenimiento dependerá de las decisiones políticas del Gobierno español. Necesitamos que todos los farmacéuticos españoles se den cuenta de esto y den un alto nivel de calidad para convencer a los políticos de que mantengan este privilegio profesional que no existe en cualquier otro lugar del mundo. El conservadurismo profesional es una amenaza existencial para el farmacéutico independiente.

P. Hablemos de legalidad. Durante años la CE ha presionado para liberalizar la farmacia europea.

R. Debemos recordar que el medicamento no es una mercancía como otra cualquiera, y que su dispensación necesita un acompañamiento profesional. Creo que los políticos están dispuestos a reconocerlo así si los hechos confirman la necesidad de los servicios que presta el farmacéutico.

P. Por último, a su lado, como vicepresidenta, tiene a Carmen Peña. ¿Cómo valora su trabajo?

R. Tengo el honor de conocer a Carmen desde hace tiempo y de contar con su apoyo. No he tenido aún la oportunidad de trabajar mucho con ella pero seguro que lo haré en los próximos meses. La farmacia española tiene la suerte de estar dirigida por una persona con liderazgo, entusiasta y muy comprometida. Su papel debe ser convencer a los políticos y los farmacéuticos a seguir en su compromiso con la reforma a pesar de las dificultades con las que se encontrará.