J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 09 de marzo de 2012 h |

“Si no sabes cómo funciona un coche es muy difícil que puedas repararlo adecuadamente”. De esta forma resumió Beatriz Rico, investigadora de CSIC y del Instituto de Neurociencias de Alicante, la iniciativa que lleva a cabo Lilly al financiar proyectos de investigación relacionados con la neurología con el objetivo de alcanzar nuevas dianas terapéuticas y desarrollar fármacos de forma más racional. En concreto, y dentro del programa Innovation Starts Here, la farmacéutica ha iniciado un proyecto colaborativo de investigación sobre la comprensión de la neurobiología de la esquizofrenia con el Instituto alicantino. Se trata del único proyecto español seleccionado en el marco de esta nueva apuesta de la compañía por impulsar el desarrollo de formas alternativas de innovación.

Enrique Jambrina, investigador científico de Lilly, desgranó a EG las bases y claves de esta colaboración que busca el conocimiento científico para paliar en el futuro los síntomas de la esquizofrenia. “En el instituto están identificando el funcionamiento de las interneuronas, que representan el 20 por ciento. Estas, según se ha comprobado en los últimos años, están muy implicadas en mecanismos comunes a muchas enfermedades del sistema nervioso, como la esquizofrenia”, indicó.

Asimismo, Jambrina precisó que también están implicadas en desordenes cognitivos que se observan en el alzhéimer. Por ello, afirmó que Lilly quiere profundizar en este tipo de mecanismo, porque “se ve que las interneuronas pueden tener una implicación fundamental y, desde el punto de vista de una farmacéutica, puede dar la oportunidad de identificar proteínas que pueden ser dianas terapéuticas en un futuro, o bien nuevas rutas de señalización celular que puede ser interesante para identificar nuevas moléculas o tratamientos”.

Lilly financia esta colaboración con un contrato por dos años de investigación posdoctoral además de la inversión en materiales y laboratorios. Para Rico, la apuesta de la compañía significa tender puentes entre dos mundos que debieran estar conectados siempre. “Que Lilly nos apoye en este proyecto es muy importante porque sin su aportación no sería posible realizarlo. Desde el punto de vista de contacto con la farmacéutica lo que supone es que nosotros, que estudiamos cómo funciona el cerebro, vamos a poder seguir más de cerca las implicaciones finales de cómo estos síntomas que detectamos van a poder ser subsanados con fármacos”, dijo.

En esta complicidad está el germen de la apuesta que significa el programa de Innovation Starts Here, que, según apuntó Jan Lundberg, vicepresidente ejecutivo de Investigación, Ciencia y Tecnología y presidente de los Laboratorios de investigación de Lilly, en 2011 alcanzó la cifra de 600 millones de dólares. Esta inversión, para Jambrina, es tan necesaria como esencial. “Tiene un objetivo global, que es fomentar la investigación básica y la colaboración con la academia. En Lilly nos hemos dado cuenta que, o colaboras con el mundo académico o no puedes saber de todo. Apoyar la investigación y conocer los mecanismos moleculares de cómo funciona la memoria es fundamental para después desarrollar fármacos y predecir su acción. Sin colaboración es tirar tiros al aire”, afirmó.

Este acuerdo, sobre todo, tiene un destinatario que va a disfrutar de los hitos conseguidos en un futuro no muy lejano: la sociedad. La ciencia va a aportar el conocimiento necesario para que las dianas terapéuticas en trastornos cerebrales estén definidas y el desarrollo de fármacos se realice de forma racional.

En consecuencia, se puede establecer que esta colaboración es la antesala de un nuevo paso hacia la erradicación o paliación de ciertas enfermedades. “El desarrollo de fármacos de forma racional tiene que acelerar el encontrar fármacos para el esquizofrenia de forma más directa y eficiente. Nuestro conocimiento básico es la llave para que las farmacéuticas puedan llevar a cabo un desarrollo de fármacos más racional”, apuntó Rico, al tiempo que recalcó que los resultados de las investigaciones científicas tienen un largo recorrido y sus resultados se verán plasmados en un futuro medio.

Junto a este trabajo, Lilly va a desarrollar otros dos proyectos. Uno con la Indiana University School of Medicine, relacionado con los trastornos del dolor crónico. Otro con el Departmento de Neurobiología del University Hospital Copenhagen de Dinamarca, que trabajará para avanzar en el tratamiento del alzhéimer.

La compañía ya invirtió 600 millones de dólares en 2011 en la apuesta por caminar de la mano de la ciencia

Se trata del único proyecto español seleccionado en el marco del programa Innovation Starts Here