| viernes, 12 de febrero de 2010 h |

Pablo Martínez es periodista e historiador

No piensen que en este artículo voy a hablarles de Trancas y Barrancas, las simpáticas hormigas que acompañan a Pablo Motos en El Hormiguero, el programa de la cadena de televisión Cuatro, sino del sentido tradicional de la frase “A trancas y barrancas” para expresar algo que se consigue con muchas dificultades. Pues bien, todo apunta a que la farmacia superará 2010 a trancas y barrancas, y es posible que con algunos jirones durante el trayecto.

Los antecedentes no son buenos. La patronal estatal de oficinas de farmacia FEFE ya nos adelantó hace unos días que los presupuestos para 2010 de las comunidades autónomas destinados al pago de recetas del Sistema Nacional de Salud son 1.006 millones de euros inferiores a la liquidación de gasto farmacéutico real de 2009. Como mínimo, ésta es la constatación de que se retrasarán los pagos hasta 2011, enquistando el problema para el próximo ejercicio.

El segundo Plan Estratégico de Política Farmacéutica, prometido para el mes de marzo, no contiene, hasta ahora, medidas nuevas de contención del gasto. Es decir, seguimos con: precios de referencia, Real Decreto 5/2000 y descuentos a mutualidades de funcionarios. Pero hay otros indicadores preocupantes.

En el Foro Aproafa 2010 celebrado recientemente en Toledo, Fernando Lamata, consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha y unos de los políticos sanitarios socialistas de mayor peso por su larga experiencia, descartó modificar el copago de los pacientes, pero advirtió que será necesario ahorrar más en los gastos actuales. Por otra parte, la semana pasada, entre las explicaciones ofrecidas por los responsables económicos del Gobierno a los analistas extranjeros que califican la deuda pública española, se hizo hincapié en que hay un plan B para contener el déficit de las comunidades autónomas.

Que nadie olvide que la principal fuente de ese déficit es la sanidad, que representa un tercio del gasto de cada comunidad autónoma, y que dentro de la sanidad lo más sencillo y rápido es recortar gasto farmacéutico vía precios o márgenes. Es una hipótesis, pero los representantes de los farmacéuticos españoles deberían estar en el nivel máximo de alerta.