| domingo, 07 de junio de 2009 h |

Pablo Martínez

Periodista e historiador

En la Odisea de Homero (siglo IX a. de C.) se cuenta el encuentro de Odiseus (Ulises) con un gigante (cíclope) orgulloso y poderoso que todo lo conseguía. Este ser, con un único ojo, se llamaba Polifemo y después de que Ulises le pidiera que respetara las reglas de los dioses, respondió: “A los cíclopes nos importan poco los dioses, somos más fuertes que ellos y no necesitamos obedecer otra voluntad que la nuestra”.

No hay duda que entre los cíclopes o gigantes de los servicios farmacéuticos europeos el mayor de todos ellos es Celesio. La sentencia del pasado 19 de mayo del Tribunal Superior Europeo de Luxemburgo torció sus planes de expansión a través de cadenas de farmacias y sus acciones bajaron al día siguiente hasta un 12 por ciento. Pero rápidamente, mientras sus rivales festejaban la victoria, Celesio hizo saber su voluntad: si la decisión de desregulación depende ahora de los Estados miembro ya estamos ahí y llamaremos a esas puertas (en España desde Movianto y Seur Pharma).

Así, en Alemania su filial Doc Morris mantiene su plan para abrir 500 farmacias hasta 2011, ahora por franquicias. También anunciaron que seguirán con cadenas de farmacias donde se pueda, y ya han empezado por Irlanda. Igualmente, manifestaron que ofrecerán nuevos servicios de informática a las farmacias, con su nuevo partner: Hewlett-Packard. Asimismo, afirmaron que harán más internacional su presencia, y para ello han adquirido Pharmexx GmbH (servicios a la industria farmacéutica con 5.5000 empleados y presencia en 14 países) y DirK Raes (logística de cadena de frío en productos farmacéuticos en el Benelux). En definitiva, Celesio anunció que no parará.

Aunque en la mitología Ulises derrotó a Polifemo, no fue fácil. La mitad de sus hombres fueron devorados y necesitó, más que de la fuerza, de la astucia. Los farmacéuticos individuales (titulares-propietarios), héroes como Ulises que luchan contra el destino, no pueden relajarse por el revés sufrido por Polifemo. Nada está ganado y todo, absolutamente todo, sigue en juego.