| viernes, 09 de julio de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Robert Reich, actualmente profesor de Política Pública en la Universidad de Berkeley (California), y entre 1993 y 1997 secretario de Trabajo de los Estados Unidos en la administración de Bill Clinton, es conocido fundamentalmente por su obra El trabajo de las naciones (1991), en la que describe el escenario de capitalismo del siglo XXI, un espacio en el que han desaparecido por completo las llamadas economías nacionales. Reich puede ser considerado como un gurú o un visionario por lo certero de sus análisis. Con relación a la globalización de la economía señaló que el mercado laboral se dividiría en tres categorías: Trabajo rutinario de producción (fácil de trasladar a otros países con salarios más bajos); servicios a las personas (espacio amenazado por la automatización o inmigrantes dispuestos a trabajar por menos sueldo que los nacionales); y analistas simbólicos, término con el que describió a los trabajadores de la gestión del conocimiento o aquellos que para resolver un problema analizan por qué ha surgido, cómo se relaciona con otros problemas, experimentan, plantean soluciones y asumen que el aprendizaje permanente es una responsabilidad propia. Estos últimos, según Reich, son los únicos que tendrán el empleo y unas altas retribuciones garantizadas.

Como en otras muchas profesiones de titulación universitaria, los farmacéuticos se encuentran a caballo entre los servicios a las personas y los analistas sintéticos. Todo depende en el desarrollo de su actividad hacía donde basculen. Un extremo es la farmacia robotizada o las cadenas de farmacias con directores técnicos farmacéuticos procedentes de países más pobres. Ya hay suficientes ejemplos de esta situación en Estados Unidos o el Reino Unido con farmacéuticos españoles. En la parte opuesta de la balanza, sean cuales sean las condiciones, habrá farmacéuticos con capacidades de analistas sintéticos que utilizarán el conocimiento acumulado y sus experiencias para brindar soluciones precisas y adecuadas a cada paciente. Ésos no tendrán competidores porque serán únicos, estarán en el territorio de las oportunidades al que se refería.