| viernes, 19 de noviembre de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Taifa en árabe significa ‘facción’, y fueron hasta 39 pequeños reinos en los que paulatinamente se dividió el Califato de Córdoba tras la abdicación de califa Hisham II en 1009. La situación del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, cuya última ‘califa’, la traducción literal sería ‘sucesora’, Leire Pajín, guarda similitudes estructurales con lo ocurrido en Córdoba hace mil años. El Sistema Nacional de Salud se descompone y la política farmacéutica, uno de los últimos denominadores comunes del mismo en todas las comunidades autónomas, que garantiza la equidad en el acceso a los medicamentos, es ahora similar al agua que tratáramos de contener en un cesto.

El planteamiento de la Junta de Andalucía de establecer por subasta un precio para los medicamentos financiados públicamente de dispensación en oficinas de farmacia, o la proposición de ley que se debate en el Parlamento de Galicia de crear un catálogo de la prestación farmacéutica pública específico para aquella comunidad, según la mayoría de juristas expertos consultados muy posiblemente no llegarán a buen término, pero están ocasionando tensiones y disfunciones, algunas francamente graves, en todos los agentes de la cadena del medicamento. En estos momentos no sabemos si progresarán o si el Ministerio de Sanidad logrará imponerse antes de que se pronuncien los tribunales, pero no tengan la menor duda de que después de estas iniciativas vendrán otras muy parecidas, que apuntarán en la misma dirección de ahorro por el procedimiento que sea en la factura farmacéutica. El modelo seguirá debilitándose.

Mi buen amigo y compañero Sergio Alonso explicaba en estas páginas la semana pasada que Pajín había recibido el “regalo envenenado” de un sistema sanitario en quiebra técnica. El Califato de Córdoba tardó en caer definitivamente 28 años, en 1031. La situación económica de la Sanidad y el déficit acumulado no van a conceder ni 28 meses a la situación actual. Urge el Pacto por la Sanidad y limitar el ‘café con leche para todos’, pero con elecciones autonómicas en 2011 y generales en 2012 no parece que pueda ser posible.