| miércoles, 23 de junio de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Durante el presente mes ha vuelto a evaluarse y valorarse la figura de Charles de Gaulle con ocasión del 70º aniversario de la emisión radiofónica, a través de la BBC desde Londres, de su mensaje de resistencia a la Francia ocupada por los nazis. Cuando su país estaba rendido y resignado, De Gaulle dijo a sus compatriotas: “¿Se ha dicho la última palabra? ¿Deberá perderse la esperanza? ¿Es definitiva la derrota? ¡No!”. Es decir, tuvo la capacidad, de remover las cenizas de Francia y empezar a construir una alternativa. Es conocido que si bien el Reino Unido y los Estados Unidos aparecían como aliados nominales de De Gaulle, tampoco le facilitaron en exceso la tarea. La construcción de la nueva Francia de la IV República la basó De Gaulle en dos ejes básicos: unidad y disciplina. Desde esa plataforma su actuación fue pragmática, sin encorsetarse a principios inviolables, y adaptándose siempre a las circunstancias. El resultado es conocido, Francia volvió a contar como una gran potencia después de la II Guerra Mundial.

Salvando las distancias, podría compararse la situación actual de la farmacia española con la Francia ocupada. Quince medidas de recorte y reducción de sus líneas de subsistencia en los últimos 10 años han dejado el modelo herido de muerte. Posiblemente nada en la farmacia española volverá a ser como era antes y actualmente se encuentra inmersa en un proceso de reconversión impuesta por la crisis económica y las medidas adoptadas por el Gobierno frente a la misma. Para el Ejecutivo se trata de un irremediable daño colateral, para la farmacia un escenario nuevo y desconocido. Ahora en ese mundo farmacéutico todo depende de dejarse arrastrar y que finalmente se configure un nuevo modelo con poca intervención de los propios farmacéuticos, o que la farmacia española tome las riendas de su destino. Hay, creo, suficientes De Gaulle boticarios para hacerlo y alguno lo intentará, pero el resto no debe olvidar que lo que le funcionó al auténtico De Gaulle, unidad y disciplina, por ahora, en la farmacia española no aparece por ninguno de sus rincones.