| domingo, 15 de marzo de 2009 h |

Pablo Martínez

Periodista e historiador

La Asociación Alemana de Distribuidores Farmacéuticos Mayoristas (Phargo) ha encendido las luces de alarma. Según su presidente Thomas Trumper, hay más de 12.000 medicamentos de precio inferior a tres euros por envase cuya distribución acarrea pérdidas. La razón es simple. En Alemania, igual que sucede en España, el margen del distribuidor es un porcentaje del precio de venta de laboratorio (PVL), y el mismo resulta insuficiente para cubrir los gastos de distribuir los medicamentos baratos. Esta situación es una de las consecuencias de la venta directa desde la industria farmacéutica a las oficinas de farmacia. Antes, los distribuidores compensaban las pérdidas ocasionadas por distribuir medicamentos baratos con las ganancias de los de mayor precio y ubicaciones en grandes ciudades.

Sin embargo, cuando la venta directa a las oficinas de farmacia ha alcanzado dimensiones próximas al 20 por ciento de la cuota de mercado, precisamente de productos de alto precio y destinados a farmacias urbanas, lo que le ha quedado para la distribución mayorista tradicional son productos de menor precio, baja rotación y para las oficinas de farmacia más alejadas. La consecuencia son pérdidas que no se sabe hasta cuándo serán sostenibles.

La primera opción de Phargo fue solicitar a las autoridades sanitarias alemanas que prohibieran la venta directa. Una vez convencidos de que no lo podían conseguir este objetivo, su siguiente emplazamiento ha sido solicitar una modificación de la retribución del distribuidor, concretamente una remuneración fija de 0,93 euros por envase más el 3 por ciento del PVL. El Gobierno alemán ha dado esperanzas de que pueda aceptar esta propuesta para 2010.

Por otro lado, en Francia los distribuidores van a proponer un enfoque similar a sus autoridades. En España, que sepamos, todavía no se ha producido ningún movimiento ni por parte de Fedifar ni de ninguna de las grandes distribuidoras, pero el problema es el mismo. En definitiva se trata de ‘abrir el melón’ y esperar a a ver cómo resulta, pero es evidente que los márgenes de la oficina de farmacia están dentro del lote.