| viernes, 05 de marzo de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Hace unos días, según nos explicaron los meteorólogos, nuestro país sufrió una ciclogénesis explosiva, un fenómeno climatológico que también es conocido como tormenta perfecta. En la actual crisis económica por la que atravesamos, que también podría compararse con una ciclogénesis explosiva, hemos visto sectores, como podría ser el de la construcción, afectados por vientos de 200 kilómetros por hora. Pero también hemos visto como otros sectores han podido ir capeando el temporal.

En este sentido, hay que decir que nuestro Sistema Nacional de Salud estaba ya muy debilitado cuando se inició la tormenta. ¿Los motivos? La principal causa es que se financia por impuestos que se mantienen más o menos estables, mientras sus gastos crecen más que los ingresos. Es decir, los presupuestos son insuficientes y ello lleva a la escasez de personal, las listas de espera, los retrasos en los pagos…

El ex director general de Alta Inspección del Ministerio de Sanidad Javier Rey del Castillo, en su intervención ante la subcomisión sobre el Pacto de Estado en Sanidad en el Congreso de los Diputados, realizó un análisis —en mi opinión— muy certero sobre la situación actual. Según explicó Rey del Castillo ante los diputados, el déficit sanitario es de una dimensión gravísima y sólo conocido parcialmente cuando se producen protestas de los proveedores que no cobran. Como el problema es estructural, Rey del Castillo teme que al final se provoque un serio deterioro del sistema.

En este punto, me di cuenta de que comparado con cualquier otro sector de la sanidad pública, la prestación farmacéutica es la única de la que se conoce a la perfección su evolución y volumen. Nada sabemos de cómo, ni cuánto evoluciona el gasto en personal, o en fungibles o ni siquiera en alquiler de inmuebles, por poner unos ejemplos. Pero, eso sí, sólo de las recetas se sabe todo.

Cuando para salir de la tormenta hay que recortar todo lo que sobra, considero que no es nada bueno que lo tuyo resulte lo más evidente. Una estrategia más del sector farmacéutico tendría que orientarse a tratar de que se conozcan mejor las partidas de gasto que no corresponden a medicamentos. Es cierto que parece indirecto pero puede resultar muy efectivo.