alberto cornejo Madrid | viernes, 12 de abril de 2013 h |

“Buenos días, venimos a efectuar una inspección a su farmacia”. Escuchar esta frase proveniente del otro lado del mostrador podría causar sorpresa al titular. Pero de un tiempo a esta parte, quizá ya no tanto, puesto que estas inspecciones “han aumentado considerablemente en el último año”, apuntan desde la asesoría Asefarma.

Sin embargo, no debe preocupar este dato y sí el crecimiento paralelo de la apertura de expedientes sancionadores tras dichas inspecciones. Los datos que se manejan en Asefarma respecto a la Comunidad de Madrid lo confirman. Mientras en 2011 solo el 0,74 de las inspecciones realizadas en sus boticas finalizaron en sanción, en 2012 este porcentaje subió al 4,81 por ciento. ¿Mayor recelo de la Administración? Quizá, pero sin obviar que a este recelo “también ha contribuido la detección de prácticas irregulares en algunas boticas, como la distribución al por mayor de medicamentos”, avisa Adela Bueno, responsable jurídico de esta asesoría.

Cierto es que los titulares no pueden hacer nada para evitar una de estas visitas en estos establecimiento. Pero sí está en mano de los farmacéuticos evitar sanciones, que pueden llegar al millón de euros (según su gravedad), y que son todavía más dañinas en los actuales tiempos de crisis económica. “Sobre todo, los titulares deben ser conscientes que deben preocuparse y velar por el buen funcionamiento de su farmacia y su ejercicio. Con un procedimiento sencillo que asegure todo esto se pueden ahorrar sorpresas indeseadas”, confirma Bueno.

Auditorías internas

De todas las medidas a tener en cuenta (ver información lateral) para ejercer la actividad según marca la legislación, hay otras decisiones que puede tomar el titular y que le darán seguridad ante una hipotética inspección. Es el caso de la realización periódica de auditorías internas que le permitan detectar si se cumplen las exigencias que luego encontrarán en las inspecciones.

“Es recomendable hacer auditorias cada seis meses”, aconseja la experta de Asefarma. Precisamente, esta asesoría ofrece a las farmacias un check list para facilitar la comprobación de estas exigencias.

Mantener condiciones de temperatura, humedad y luz óptimas en la conservación de fármacos.

Separar y señalizar claramente los medicamentos caducados del resto de existencias.

Custodiar de forma especial estupefacientes, psicotrópicos y sustancias tóxicas.

Advertir al paciente en las dispensación de fármacos cuyo plazo de caducidad sea breve o si necesita conservar la cadena de frío.

No dispensar ningún fármaco si existen dudas “racionales” sobre la autenticidad de la receta.

Permanecer siempre en la botica el Libro Recetario (debidamente actualizado y firmado), la Farmacopea, Catálogo de Medicamentos y Formulario Nacional.

Exhibir el horario de la farmacia y el de las boticas de guardia.

Solicitar autorización a la Administración para realizar cualquier modificación en el local.

No hacer publicidad de fármacos o de los servicios de la botica.