Según recoge la última encuesta de salud poblacional hecha en Cataluña, el 34,5% de los menores consume algún fármaco
| 2009-03-01T18:00:00+01:00 h |

Marta Ciércoles

es periodista del diario ‘Avui’

Los datos más recientes sobre consumo de medicamentos entre la población infantil menor de 15 años de Cataluña muestran, como mínimo, un motivo para encender alguna luz de alerta. De las respuestas que dieron los padres en la última encuesta de salud poblacional, correspondiente a 2006, se desprende que el 34,5 por ciento de los niños había consumido algún fármaco durante los dos días anteriores a la consulta.

Un dato que invita a interpretar que los menores de 15 años catalanes consumen medicamentos de forma bastante habitual y que, quizá, debería hacer sospechar que existe un cierto grado de hipermedicación entre los más pequeños. De hecho, así lo reconoció la propia consejera de Salud catalana, Marina Geli, durante la presentación de los resultados de la encuesta.

Como no creo que sobre la cuestión del consumo infantil de medicamentos exista ningún hecho diferencial significativo, me atrevo a concluir —a falta de datos concretos, lo reconozco— que si, en efecto, existe un problema de hipermedicación, es más que probable que se produzca en todo el territorio español. Más evidente es que se trata de una tendencia al alza, ya que diez años antes, en 1996, el porcentaje de menores de 15 años que habían consumido algún medicamente durante los dos días previos era del 28,6 por ciento.

Según la Encuesta de Salud de Cataluña (ESCA), los medicamentos más consumidos por los niños son los utilizados para combatir resfriados (14,5 por ciento), seguidos de los antitérmicos, analgésicos y antiinflamatorios (13 por ciento), los antibióticos (10 por ciento), los tratamientos para el asma (10 por ciento) y los indicados para las alergias (10 por ciento). Aunque de uso menos frecuente, llama también la atención el consumo de pastillas para ayudar a dormir, que habían consumido dos días antes de contestar la encuesta el 7 por ciento de los menores de 15 años.

Estos niveles de consumo de medicamentos por parte de este sector poblacional, más que reflejar estados deficientes de salud, probablemente estén indicando un exceso de medicación. Así lo planteó el presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, Vicente Molina, que atribuyó el fenómeno, en parte a la automedicación inducida por los padres y, en parte, a prescripciones médicas no siempre del todo necesarias. En todo caso, los resultados de la encuesta también evidenciaban que el 97 por ciento de los menores de 15 años catalanes tenía una salud buena, muy buena o excelente, según afirmaban los progenitores.

Si se observa el tipo de fármacos más consumidos, los primeros lugares están ocupados por medicamentos para tratamientos sintomáticos. Es decir, que quizá, buena parte de esos fármacos consumidos por estos menores estén sustituyendo remedios o cuidados que hace algunos años se podían ofrecer desde casa, básicamente, de la mano de entregadas madres y abuelas. Ahora, en cambio, madres y padres lo tienen bastante difícil para cuidar de niños enfermos, con unas décimas de fiebre, dolores de estómago o gripes. Niños que, seguramente, también mejorarían con menos medicamentos si pudieran quedarse algún día en casa al cuidado de un familiar, pero a quien la dinámica y exigencias laborales de los últimos tiempos obligan a cambiar padres por pastillas y jarabes.