El informe del abogado general Yves Bot sobre el ‘caso italiano’ es un primer y esperanzador paso, pero todavía queda dar el salto final, y en el camino habrá muchas zancadillas
| 2008-12-21T18:15:00+01:00 h |

No cabe ninguna duda que el informe de conclusiones presentado por el abogado general del Tribunal de Luxemburgo Yves Bot es un buen presagio para la defensa del modelo español de farmacia. Es un gran regalo navideño que desde Luxemburgo se ha hecho a todos los titulares de oficina de farmacia españoles. Como dijo Neil Armstrong tras poner un primer pie en la Luna, este informe supone para ellos “un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad”. Sin embargo, a este pequeño paso le han de seguir otros hasta llegar al objetivo final, que es salvaguardar a la farmacia española de la liberalización pretendida por el comisario Charlie McCreevy.

El informe del abogado general no deja de ser más que eso, un informe que no es vinculante para el Tribunal. Sí, es cierto que dada la contundencia del mismo será muy difícil que el Tribunal le rectifique. Si se diese esa circunstancia sería para que el bueno de Bot colgase la toga y se dedicase a otros menesteres. Pero, insistimos, no es nada más que un informe y la decisión depende ahora de los 13 jueces de la Gran Sala que resolverán el asunto.

Además de la decisión del Tribunal sobre el ‘caso italiano’, es precisamente este punto otro de los posibles baches que la farmacia española puede encontrarse para dejar de tener pesadillas con Bruselas. Todo depende de que se aprecien, en el caso de que la Comisión Europea llevase el dictamen contra nuestro país ante Luxemburgo, las suficientes similitudes entre ambos casos, que consideramos que las hay, para que se retire de oficio al considerarlo ‘cosa juzgada’.

También hay que decir que, en el caso de que las tesis de Bot triunfen y el Tribunal reconozca que en materia de salud pública los Estados tienen las manos libres, siempre que no se sobrepasen los límites de la proporcionalidad, sería una buena oportunidad para corregir algún que otro error existente en nuestro modelo. Pero eso ya es harina de otro costal.

El traje está quedando bien pero todavía le sobran algunos flecos para poder estrenarlo. Y, como se dice, la prudencia suele ser muy buena compañera de viaje.